12/28/2017

CARTA AL AÑO QUE SE VA

¡Queridos Freezers!

Llevo desaparecida un tiempo porque por fin he empezado a trabajar, no porque os haya olvidado.

Y qué mejor para despedir el año en este blog que escribiendo una carta al 2017...

¡Espero que os guste! Felices Fiestas y esas cosas que se suelen decir...

¡Querido 2017!

Te escribo con el corazón en la mano porque no sé hacerlo de otra manera. Ya sabes que siempre soy demasiado sincera, tanto para lo bueno como para lo malo, aunque duela.


Has resultado ser un año complicado en el que he vivido un montón de montañas rusas, sobre todo anímicas. He derramado muchas lágrimas pero también he pronunciado muchas sonrisas.


Empezaste muy bien, te torciste a medio camino y estás acabando de la mejor manera. Sé que no es culpa tuya, sino de las circunstancias que rodeaban mi vida. Por eso me despido de ti con un sabor dulce en la boca a pesar de los momentos amargos. Sí, sé que puede sonar contradictorio pero es que aquellas cosas que me han dolido me han hecho llegar a estar aquí. De no ser por ellas, no sería la Rebeca que ahora está escribiendo estas líneas sin saber muy bien lo que te quiere decir.


Has sido un año de sueños cumplidos. Como publicar una nueva novela, ver a mis HIM en directo y tener tatuado mi Edgar Allan Poe gracias al mejor tatuador de mi tierra.


Has sido un año de crecer mentalmente, de sentirme fuerte y valiente gracias al Kick Boxing, de saber que puedo con todo lo que me proponga aunque me produzca vértigo, de sucesos que me han ayudado a convertirme en la guerrera que soy ahora, pequeña pero intensa.


Has sido un año de luchar hasta quedarme sin aliento por algo que tenía fecha de caducidad marcada desde hacía tiempo, y de dormir con la conciencia tranquila porque di todo de mí, más de lo que esa persona merecía tal y como me ha demostrado en estos últimos meses.


Has sido un año de tomar decisiones duras, de dar una hostia sobre la mesa, cambiar todo mi mundo y ponerlo patas arriba, y salir mucho más valiente de la arriesgada aventura sabiendo que me queda mucho por descubrir.


Has sido un año en el que he aprendido que las personas que decían que me querían no lo hacían tanto, que hay quienes no siempre son lo que aparentan, y que te pueden sorprender cuando menos te lo esperas, tanto para bien como para mal, y que de todo se hace uno más sabio.


Has sido un año en el que me he sentido en una nube de sueños, pero también MUY perdida y en el que me he vuelto a encontrar infinitas veces descubriendo matices de mí misma que ni siquiera conocía.


Has sido un año de sentir vértigo por una noticia médica y disfrutar del alivio después del susto. Es en esos instantes de miedo cuando aprendes a disfrutar de cada segundo.


Has sido un año repleto de nuevas experiencias, de nuevas primeras veces, de sentir que ahora sí manejo mi vida como yo quiero. ¡Lo que me queda por vivir! (como siempre me recuerda mi Cactus)


De leer un libro en el parque estando sola y no sentirme sola. De seguir firmando libros entre nudos de nervios en la barriga como la primera vez. De tener una gatita y su amor incondicional, de llegar a mi casa y que alguien me espere dispuesta a gritarme en maullidos y ronroneos, pero también de cuidarme cuando percibe que algo no anda bien.


De tomarme una cerveza con mi mejor amigo y no sentirme mal por ello, de poder contarle lo que me apetezca y hablar de lo que nos dé la gana sin tener que medir mis palabras. De quedar para comer o desayunar con mi gente y no dejar de sonreír ni un solo segundo. De tatuarme lo mismo que mi mejor amiga y saber que hay promesas que si son para siempre, al igual que hay amigas que no te abandonan nunca y te tienden la mano cuando peor te sientes pero también para descojonarse contigo de la vida.


De besar otros labios, deshacerme en otras manos y sentir mariposas en la garganta y en el estómago.


De caminar hacia delante sin tener claro el futuro y no detenerme ni para mirar hacia atrás por mucho miedo que me entre.


De despedir a personas que creía importantes y darme cuenta de que no lo eran tanto porque sigo respirando sin ellas, es lo que tienen las amistades que se evaporan con los temporales y te muestran su esencia.


De resurgir cada día como si cada noche fuese un fin del mundo. De mirar al cielo y darme cuenta de lo afortunada que soy por tener la oportunidad de percibir lo que otros no descubren gracias a la naturaleza. De encontrar inspiración en cualquier parte.


De salvarme gracias a la música que siempre estuvo ahí, gracias a mis voces favoritas, a mis canciones refugio.


De hallar nuevas sonrisas y nuevas miradas, y temblar, y no poder hacer nada con esos temblores más que sonreír por sentirme viva al disfrutarlos. Es lo bonito y lo cruel del puto destino, que a veces es muy caprichoso.


De recibir mensajes de aliento de quién menos me esperaba y sonreír por ello, porque a veces nos valoran más los de fuera de lo que nos valoramos nosotros mismos.


Has sido un año de darme cuenta de todos mis errores y tratar de enmendarlos porque sé a ciencia cierta que nunca es tarde para mantener una conversación, para pedir perdón, para abrir el corazón a personas a las que muchos años atrás les negué esa oportunidad.


De saber lo que es trabajar fuera de casa y que el cuerpo pese de cansancio y de lo genial que me siento al sentirme útil y valorada. ¡Nunca es tarde!


De darme de bruces con la realidad: que la Familia siempre está ahí para ti por muchos tropiezos que pronuncies, por muchas palabras dañinas que sueltes por la boca, por muchos años que les dejes abandonados.


Has sido un año de descubrir que cuanto más quieres que te vayan bien las cosas, peor te van porque tu karma está contaminado, y que es cuando no esperas nada de nadie cuando la vida te regala todo, de cosa pequeña en pequeña cosa, momento a momento, instante a instante, detalle a detalle.


Has sido un año en el que he aprendido que no hay nada que se pueda retener, que todo fluye como el agua. Que es sano decir adiós a las personas que no te aportan nada y que se dedican a restar, y que no hay que estar triste por ello, que es necesario para poder avanzar de verdad.


Has sido un año en el que he conocido nuevas personas que me demuestran cada día que soy importante y que sí quieren tenerme en su vida.


Has sido un año de recibir nuevas amistades que me hacen ver las cosas desde otra perspectiva, pero también de volver a recuperar aquellas que se quedaron ancladas en una especie de limbo y darme cuenta de que los sentimientos que un día nos unieron siguen ahí, que no han muerto con el paso del tiempo. Porque el olvido no siempre olvida aunque tú pensaras que no eres alguien que merece la pena recordar.


Has sido un año de redescubrir a miembros de la familia que dejé atrás y que ahora se han convertido en todo. En esa tabla de salvación de sonrisas y cervezas Redneck, de promesas, de confesiones a media voz, de tinta en la piel que me recuerda que nunca estaré sola. Y es, justo en el instante en el que miro al cielo de mi alma y me encuentro con los ojos marrones de mi ángel, cuando sonrío porque él disfrutaría un montón de nuestra amistad.


Has sido un año en el que he aprendido que todo en la vida sucede por algo, que hay personas que me han decepcionado pero dejado lecciones al hacerme daño y que cuando las he expulsado de mi vida me he sentido por fin liberada sabiéndome más fuerte y sabia.


Y que otras, por el contrario, me han dejado muchas sonrisas radiantes aunque hayan pasado por mi vida como estrellas fugaces. Y son las sonrisas que brillan las que de verdad cuentan.


Has sido un año en el que he crecido a través de las lágrimas, de los puñetazos al aire, de los desgarros del alma y de la soledad cuando abraza fuerte porque la muy puta cuando te agarra no quiere soltarte y te muestra todo lo que eres hasta aquello que no quieres ver.


Un año en el que he mirado al cielo y lo he visto repleto de estrellas sabiendo que estoy en el lugar dónde siempre quise estar. Mi casa, mi hogar, mi pueblo, mi gente. Un año en el que me he mirado en el espejo y no me he reconocido (como canta Evaristo), para reconstruirme a mí misma desde cero y volver a descubrirme antes de sonreír al encontrar algo de esa Rebeca de hace muchos años atrás.


La vida son ciclos circulares y uno siempre acaba volviendo a sus raíces. ¡Es inevitable!


Un año en el que han regresado personas a mi vida que me han mirado a los ojos y me han dicho: Ahora SI vuelves a ser tú. ¡Y encima estás radiante y preciosa! Y he sentido burbujas en el corazón porque sé que es cierto.


Y al final, a pocos días de que comience un año nuevo con todo lo que esté por llegar, después del camino recorrido, de los tropiezos, las levantadas, las rupturas, las despedidas, las piedras, las cadenas rotas, las alas batiendo en libertad, las sonrisas y las lágrimas, Rebeca se siente orgullosa de Rebeca y eso es lo único que importa.


Porque ahora miro por la ventana y veo posibilidades, nuevas oportunidades, un futuro por el que luchar y un presente que disfrutar al máximo junto a las personas que me quieren de verdad. Mío y de nadie más. Y eso es lo más importante, aunque el corazón esté rodeado de escarcha, aunque tenga algunas dudas y miedos, sé que un día volverá a latir con toda la intensidad que merece. Porque ya lo está haciendo. Porque se siente completo. Porque tiene todo lo que necesita para ser feliz. Y porque las dudas, los miedos y el vértigo de la incertidumbre son el motor de los nuevos comienzos, son lo que nos mantiene alerta y vivos.


¡Adiós 2017!


¡Te estoy esperando 2018! ¡Pienso comerte enterito, sin lastres, sin cadenas, sin remordimiento!


¡Un abrazo escarcha!

11/03/2017

¿APPS PARA LIGAR?

¡Queridos Dirtys!

Hoy quiero hablaros de mi incapacidad para ligar y de mi negación a esas apps que hasta los anuncios de televisión te venden como el lugar perfecto para encontrar todo lo que buscas.

Cuando te quedas soltera lo primero que te aconsejan a tu alrededor es ligar. Buscar hasta encontrar. Pinchito para aquí, pinchito para allá. Porque según los que te rodean necesitas subirte el autoestima y que te pongan los chacras en orden.

Lo sé. Soy la primera en aceptarlo. Que un buen polvo seguro que consigue quitarnos todas las tonterías a todos, tanto mujeres como hombres, tras una ruptura.

Cuando no sales de fiesta porque tus amigas están casadas y con hijos, o divorciadas y con hijos y viviendo en pareja, ya se sabe. Acabas sola con tu gata, viendo pelis románticas cuyos finales felices te hacen sentirte todavía más desgraciada y bebiendo cerveza hasta ponerte pedo.

—Ya lo quemaré en el gimnasio el lunes…— te susurras.

Sí, sí…

Si a eso le sumas no tener curro y tener demasiado tiempo libre, la rutina puede convertirse en algo muy monótono y deprimente...

Ahí es cuando tu mejor amigo te dice: ¿Y por qué no pruebas en Tinder de eso?

Respuesta:

—Pufff…¡qué pereza!

Pues sí, me da una pereza enorme.

Incluso se me revuelven las tripas.

¿Sabéis por qué?

Porque he acabado tan harta, tan desilusionada, tan asqueada, que solo de pensar en ligar por este tipo de aplicaciones me entran unos sofocos y unos mareos…y no de nervios o expectación, precisamente.

Hay personas a las que se les da genial, incluso les sale innato. Les encanta vender la moto, flirtear, decirles a otras personas lo que creen que quieren escuchar con el único propósito de echar un polvo. ¡Llamadme idiota pero no valgo para eso!

¿Dónde quedó conocer a alguien cara a cara, charlar, y lo que surja? Que sí, que todo acaba en lo mismo, en echar un polvo y cada uno para su casa, pero no sé… Será que no me fío de las pantallitas…

Y no te hace falta irte a Tinder ¿eh? Instagram últimamente parece también una aap para encontrar ligues. Sé de muchos que lo utilizan para ello. Dar Likes, te sigo, me sigues, mensajito privado con un Hello

(Sí, me entran muchos extranjeros…desde turcos a alemanes pasando por yanquis…)

Y digo yo…¿para qué? Si soy de Spain. Lo pone en mi perfil claramente. SPAIN.

Es algo que nunca llegaré a entender…

Cachondeo, matar el aburrimiento, llenar el silencio que ahoga el alma, soltar burradas en otro idioma dándole al traductor para que le llegue a la otra persona. ¡En serio! Lo he vivido. Y seguro que vosotras también. Y la información nos llega como un teléfono escacharrado. Demasiadas tonterías. 

¿Para qué tantas molestias? ¿No tienen nada mejor que hacer con su vida? Y a veces te ríes, pero otras lo que haces es bloquear directamente y punto.

Cada vez que veo un mensaje privado en Instagram tiemblo…

Y después suspiro, hastiada, cansada, y cada vez me desilusiono más. Porque no es que alguien haya contestado a mis stories (a veces también, menos mal xD), es un mensajito de alguien que no me conoce de nada, que simplemente ha visto una foto mía, le ha dado Me Gusta y ya me manda corazones. Y a mí se me queda una cara de gilipollas de la hostia. Porque soy la tía más normal y corriente del mundo... No me quiero imaginar cómo están las bandejas de las modelos y chicas fitness, de verdad…

Después de esos mensajes me entran unas ganas locas de apagar el móvil, aislarme, ponerme a escribir esas historias tan mías donde todo sucede como quiero que suceda, y refugiarme en mi asquerosa soledad.

Porque sí. Prefiero estar sola que llenar mi vacío con apps que nunca me darán lo que busco. No me veo encadenando continuos “nada” hasta llegar a ese “alguien”. Porque, aunque vaya de Von Freeze, en el fondo soy una romántica. ¡Esta vez espero no tardar 21 años! Que 32 ya son muchos y…Nah, es bromis…

Paso de esas aplicaciones porque sé que no voy a encontrar nada fructífero en una aplicación. He visto demasiados vídeos de personas que si lo han utilizado contando su experiencia para saber que no es lo mío. No voy a encontrar nada ahí. Ni un amigo con beneficios de esos que te ponen los chacras en orden con los que poder hablar y reírte de la vida, ni nada de nada.

Y una de las razones por las que me da tanta pereza es que no confío. Si me voy a llevar la hostia prefiero que sea cara a cara.

No confío en las personas. O más bien desconfío de casi todas las personas. Solo unas poquitas tienen el privilegio de que me dé al completo porque sé que hay muchas probabilidades de que no me fallen. Demasiadas traiciones te quitan las ganas de todo, incluso a veces hasta de abrirte a personas nuevas que podrían cambiarte la vida y enseñarte nuevas perspectivas con las que ver el mundo.

Es cierto que vivimos en un mundo rodeados de prisas y superficialidad y que lo que queremos es conocer, disfrutar, olvidar y volver a empezar. Así de simple. ¿Y entonces para qué tanto mensajito, para qué tanta preguntita sobre sueños, aficiones, música, para qué tanto roneo? Si ya los que conoces te mienten, te fallan ¿qué no hará alguien que no tiene ni un mínimo de empatía contigo? ¿Preguntar para luego reírse de ti?

Y entonces piensas en esos vibradores que te esperan en el armario y te dices a ti misma: ¿Para qué las apps?

Entro en Instagram, fisgo noruegos con pinta de empotradores, me pongo música relajante y a disfrutar, que es lo que cuenta al final.

Si en mi destino está conocer a alguien que me arregle el karma en otro lugar le encontraré. No en una ventanita de móvil que mentirá más de lo que hablará.

Habrá que salir a tomar más cafés, más cervezas (pero no demasiadas que una ya está desentrenada), ir de conciertos, etc, etc…Lo que viene siendo: salir de casa.

Porque claro, quizá esos hilos rojos del destino me tengan preparado algo especial y yo esté aquí refugiada entre cuatro paredes y sin enterarme…que a casa no van a venir a buscarme…

¿Apps para ligar?

¡Ufff, nooo! ¡Lo siento, pero paso!

¿Vosotros pasáis? ¿Las habéis utilizado? ¿Os han bombardeado con mensajitos privados? ¡Contadme experiencias!

¡Un abrazo calentito, Dirtys!

10/25/2017

NO RENDIR CUENTAS A NADIE

¡Queridos Dirtys!

Una de las mejores cosas de estar soltera es que una vez que no vives en pareja no tienes que rendir cuentas a nadie de lo que haces.

¡Puedes hacer de tu vida lo que te plazca!

No debes dar explicaciones ni de a dónde vas, ni de cuándo vienes, ni de cuántas veces en la semana vas a quedar con tus amigas, porque ahora puedes quedar con ellas cuando te dé la puta gana. Nadie te controla los WhatsAaps, ni las redes sociales, ni las fotos que subes, ni los comentarios que haces, ni tienes que dar cuenta de las conversaciones que tienes con aquell@s que te siguen.

Puedes ser tú. Abrazar a quien quieras, dar dos besos a quien quieras, pararte a charlar todo el tiempo que quieras, sin prisas ni miradas, puedes llamar cariño a quien te apetezca, (porque sí, aunque vaya de heavy chunga en el fondo soy un amor y soy muy cariñosa al hablar y eso...), dar tu teléfono a quien quieras, tomar cafés o cervezas cuando te apetezca sin que te quiten de ello.

E incluso puedes tener amigos del sexo contrario sin que nadie se sienta traicionado porque los tengas, y puedes quedar con ellos y hablar de lo que quieras. ¡Porque no hay nada malo en hacerlo! 

Aunque haya personas que no lo vean bien o que intenten juzgarte por ello. Aunque muchas personas no lo entiendan e intenten hundirte con sus chinitas lanzadas a destiempo.

Es por todos sabido que el pecado está siempre en los ojos del que mira. ¡Y la envidia es muy malaaaa!

No tienes que rendir cuentas a nadie, y reparas en lo bien que te sientes ahora y en lo mal que estabas haciendo las cosas cuando vivías en pareja. Porque en las parejas normales no hay cese de libertad individual y a veces se nos olvida. Porque no hay nada malo en no querer perder nuestra propia libertad como personas, en pasar tiempo solos, en tener hobbies distintos o en salir a pasear sin el otro.

¿Os habéis sentido encadenados al vivir en pareja? ¿Aunque vuestra jaula fuese de oro?

Todo ser humano necesita su propio espacio para que las cosas vayan bien, para que cualquier relación de amistad, familia, amor, sea fructífera.

Y te percatas de todas las cosas que te has estado perdiendo, de todas las conversaciones y momentos, de todas las amistades que tuviste que dejar aparcadas y que han regresado a ti con el paso del tiempo. ¡Menos mal!

Te das cuenta de todos los instantes que has perdido con personas que eran importantes para ti. Y sí, te duele. ¡Es normal! Pero también sonríes porque sabes que ahora puedes recuperar un poco de ese tiempo pasado, ¡porque nunca es tarde para volver a recorrer el camino que quieras!

El destino sabe cómo hace las cosas. Te obliga a pasar por experiencias para que aprendas de ellas, para que sigas creciendo interiormente, para que vivas lo que no vivías, para que conozcas a nuevas personas.

Y algunas de esas personas se quedarán, otras pasarán por tu existencia como un vendaval sin regresar, pero al final, un día reflexionas y sientes que la vida es así, que fluye, que todo fluye. Y que no puedes ni debes aferrarte a nada, que no puedes retener nada, porque cuando las cosas se retienen se convierten en agua estancada.  

Entonces sabes que te llevarás aquello que realmente vivas, sientas, exprimas, y disfrutes.

Y cuando te das cuenta de que vas a llevarte lo que vives es cuando, como dice la frase, empiezas a vivir lo que te quieres llevar.

¡Y te sientes muy bien!

Te sientes grande en tu interior, te sientes a gusto y en paz, te sientes libre.

Porque por fin estás haciendo las cosas como siempre habías querido. No tienes que dejar de ser tú, no tienes que mutar, ser un fantasma o vivir a medias.

Y sí, también vas a tener mucho que escuchar.

Siempre habrá quién critique tu nueva forma de ser, familia que te quiera controlar, “amigos” que te den su opinión sin que se la pidas, hablarán de ti a tus espaldas porque eres mujer y hagas lo que hagas será mirado con lupa, pero cuando encuentras el equilibrio, cuando reflexionas, cuando tomas la decisión de seguir adelante viviendo tu camino, el corazón te ronca de alegría. Y esa alegría no consigue robártela nadie. ¡Porque ya no les das poder!

Porque te tiene que importar una mierda lo que digan los demás. Es tu opinión la única que cuenta. Eres contigo misma con la que tienes que convivir cada día.

Porque llega un momento en el que te la suda todo, las miradas por encima del hombro, los cuchicheos, los reproches, las críticas a destiempo, porque estás siendo tú al 100%.

¡No le puedes gustar a todo el mundo! Con gustarte a ti mismo es suficiente.

Y si algo me ha enseñado la vida es que hay muchas personas que critican lo que envidian. Hay quienes en el que fondo de su alma quisieran vivir como tú, no por estar solteras y solteros sino por seguir viviendo en libertad, sin faltar el respeto a nadie, pudiendo hacer lo que quisieran sin tener que dar tantas explicaciones; y eso es motivo de crítica cuando no se puede llevar a cabo.

Hay personas que hablarán sin saber de lo que hablan realmente porque sus vidas están carentes de muchas cosas, aunque vayan de reinas y reyes que lo tienen todo. Hay personas que te juzgarán sin ponerse en tu piel, y sí, también vas a tener que aprender a vivir con ello. ¡Es lo que hay! ¡La vida es así!

Sin embargo, te sientes tan bien cuando dejas de preocuparte por todas esas cosas…Cuando subes de nivel y empieza a resbalarte todo, cuando tienes oídos selectivos y oyes solo lo que quieres, cuando tu memoria también almacena solo los buenos recuerdos y olvida todo lo demás, que es imposible dar pasos hacia atrás.

Consejito:

Buscad ese equilibrio, no le perdáis nunca. Estéis solteros o no, no os olvidéis de vosotros, no os anuléis ni permitáis que lo hagan. Conservad vuestra propia libertad que la vida pasa volando. Y no se puede regresar hacia atrás. ¡Os lo digo yo!

Sed la versión de vosotros mismos que deseéis, siempre al 100%. ¡Sed auténticos! Y así la vida que viváis habrá merecido la pena.

¡Un abrazo de libertad!

10/09/2017

METER Y QUE TE LA METAN...

¡Queridos Dirtys!

El artículo de hoy va a ser sucio y directo. Así que las mentes estrechas mejor que dejen de leer. ¡Se agradece!

A veces, la lectura de mis desvaríos deriva en conversaciones sinceras al filo de la madrugada. Las personas que me leen siempre sacarán sus propias conclusiones, la mente vuela y a veces, un desvarío acaba dando cuerda a otro y produciendo carcajadas.

La semana pasada hablaba de la adicción a la ropa sexy, al encaje y a las braguitas de cintas con inspiración bondage. ¿No lo has leído? Pincha aquí.

Y gracias a ese desvarío surgió este otro.

Meter y que la metan.

—¿Para qué tanto conjunto sexy? Si después todo se resume a querer meter y que os la metan.

Silencio.

—Si después el conjunto no os dura puesto ni 5 minutos…

¿Vosotros qué pensáis? ¿Así de sencillo? ¿Comer, follar y quizás procrear, dormir y en medio trabajar?

¿Si no?

Después de una sonrisa pícara y cara de angelito, lo admito. Si lo que queremos es que nos dure poco o nada puestito.

Y claro, al hablar de comidas, mi subconsciente (demasiado sucio a veces), acabó sentenciando:

—El quid de la cuestión está en: Comer y que te lo coman, meter y que te la metan.

Parece que al final todo se resume a eso. O al menos algunos placeres de la vida sí que se reducen a ello, aunque por el camino juguemos a muchas cosas.

Y este nuevo desvarío es el claro ejemplo de que las conversaciones a veces se van de las manos produciendo carcajadas infinitas, de esas que se convierten en recuerdos y calientan el alma en los días de invierno (que sí, que este solecito otoñal es todo mentira, que en la televisión llevan diciendo eso del Winter is Coming hace mucho tiempo y hay que crear recuerdos).

Las palabras que escribo consiguen reflexiones que se encadenan unas con otras, y eso es una de las cosas más gratificantes de escribir, después de que me leáis, claro. El poder hablar con mis amigas, mis amigos y mis lectores, de lo que he escrito, de si les he puteado porque les he hecho reflexionar sobre el amor, sobre el sexo y sobre todo. Chicas no os quejéis, que muchas vais a recibir un Mia2 por Reyes gracias a mí, corazoncitos. 

Desvarío tras desvarío.

De la adicción a la ropa interior sexy pasamos a la adicción que produce el sexo y el placer que desencadena.

Al final, el animal que llevamos dentro sale a flote y nos demuestra que aunque civilizados (algunos más que otros), necesitamos satisfacer nuestros instintos más primarios.

Y follar es FOLLAR. Y a todos nos encanta. ¿Quién diga que no es raro o asexual?

Pero seguro que los que estáis leyendo estas líneas ahora estáis cabeceando afirmativamente. Porque sois muy Dirtys, porque os reís conmigo y de mí y por eso estáis aquí.

Sexo.

Sexo.

Sexo.

Porque sí, a las mujeres nos encanta el encaje, ponernos nuestros conjuntos sexys, mirarnos al espejo, sentirnos poderosas y ver el reflejo de nuestra autoestima en las nubes, pero sed sinceras...

Lo que nos encanta también es que nos los quieran arrancar. Que las bragas de la regla no molan nada, aunque luego los tíos digan que no se fijan en esas cosas.

Nos fijamos nosotras y punto.

Porque las chicas somos muy visuales y nos detenemos más a observar, por eso el encaje es el encaje. Es como si nuestro ligue llevase los calzoncillos que le quedan más grandes de todo su armario o esos de tela tan de abuelo en vez de un bóxer bien apretadito marcando anatomía.

Que sí, que después los vamos a bajar rapidito, pero oye…¡ay, que ponerse guap@s!

El encaje es el encaje, y hace más bonito el cuerpo. Y sí, puede que no nos vaya a durar mucho puesto, pero nos encanta. Y sí, hemos de admitir también que cuando nos miramos al espejo y sonreímos, no solo lo hacemos porque nos sentimos bien con nosotras mismas, también pensamos en cómo nos gustaría que la persona que deseamos nos lo arranque tras una sonrisa lobuna.

Acariciar. Subir. Bajar. Mover unos centímetros (juro que estoy hablando de la ropa). Deslizar suavemente entre miradas ardientes.

Todo para acabar con la ropa en el suelo y la postura que nos dé la gana, si es de rodillas con las manos atadas a la espalda después de un empotramiento de pared, mucho mejor, pero la cosa es acabar suspirando, empapad@s en sudor. Porque los tíos quieren meter y nosotras que nos la metan. Porque nos encanta comer y que nos lo coman. Porque el sexo está para ser disfrutado, y para una cosa buena que hay en la vida en este mundo cada vez más cruel, (no pienso hablar de política), ¿para que nos vamos a poner bragas de abuela corta libido?

Es mucho mejor ponernos guapas, darnos un capricho al cuerpo. O dos si lo de ligar sale bien.

Así que sí, sigo abogando por el encaje y las cintas bondage, por el estilo propio y la personalidad, pero sobre todo brindo porque no nos duren mucho tiempo puestos esos conjuntos sexys.

Las chicas de Ars Eroticas dicen en sus totebags eso de: ¡Arriba las manos, abajo las bragas, esto es un orgasmo! (que bolsa de tela más bonita que tengo).

Y yo os digo: Arriba el encaje, abajo las bragas, al centro y para dentrooo…xD

Pues eso…

Que al final hay quien (tú sabes) va a tener razón en decir que todo se resume al mete-saca, aunque por el camino haya muchas cosas divertidas, como el comer y el beber, y el otro “comer”, el morder, los fetiches, las adicciones, el sonreír, viajar, leer, escuchar música. Vivir al fin y al cabo. Somos los seres humanos los que hacemos la vida complicada. Estoy segura de que si follásemos más y pensásemos menos, no habría tantas disputas, ni tantas guerras.

¿Qué pensáis vosotros?¿La vida solo se reduce a eso? ¿Aunque vayamos de coquetas con nuestro encaje nuestro subconsciente piensa por nosotras y lo que quiere es fiesta?

Ummmm...

¡Un abrazo muy, muy sucio, Dirtys!

10/04/2017

ADICCIÓN POR LA ROPA INTERIOR SEXY

¡Queridos Dirtys!

¿Qué me decís de la ropa interior sexy?

¿Os gustan el encaje y las trasparencias? ¿Los ligueros? ¿Las braguitas con cintas de inspiración bondage?

I’m an addict!

Se llega a convertir en una especie de fetiche. Soy tan adicta como a morder en ciertas situaciones.

¿Por qué nos volvemos tan locas las mujeres con los conjuntos de encaje tras las rupturas?

¿Qué nos sucede en el cerebro?

Fijo que alguien, en alguna universidad, ha hecho un estudio al respecto. Y estoy casi segura de que habla de la serotonina que se nos descontrola y se activa en nuestro cerebro produciendo esta necesidad corporal de comprarnos ropa interior. Como cuando nos enamoramos. El mismo efecto ¡oiga!

A mí personalmente siempre me han encantado los conjuntos sexys. Pero es que desde que me he quedado soltera…¡soy muy peligrosa!

Las mujeres no tenemos excusa para poner a temblar la tarjeta de crédito y renovar vestuario para subirnos la autoestima, es una ley no escrita, como lo de comer chocolate cuando estamos en esos días del mes.

Sabemos que lo de la ropa interior es imprescindible para sentirnos súper sexys y lo podemos llegar a convertir en una adicción. Es entrar en una tienda de ropa y ahí vamos corriendo y todo nerviosas a la sección de conjuntitos provocativos. Entramos en internet y nos vamos a saco hacia nuestras páginas guardadas en favoritos y cruzamos los dedos para que haya nuestra talla.

¡Que le haya! ¡Que le haya! ¡Admitirlo!

Tras las rupturas y con el número 30 y… (ay, madre que pronto me caen los 32) rondándonos la cabeza todo el día a modo de depresión…dejan de existir las bragas de la menstruación. Llega un momento en el que nos cambia tanto el chip que nos fundimos la pasta en encaje, encaje, (cuero), encaje.

Solo nos permitimos las braguitas de colores y de algodón para ir al gimnasio a entrenar o en momentos puntuales.

Y encima las webs como Undiz no nos ponen más fácil lo de no pecar. Porque entras y…bufff…

Bueno, bonito y barato son sus premisas y claro, la carne es débil. Que sí, que a todas nos gusta Agent Provocateur, pero la mayoría no nos lo podemos permitir. Así que tiramos de lo accesible, de Undiz y New Yorker. Nos queda eso o buscarnos un millonario a lo Cristian Grey para que nos las arranque en los momentos de locura y sea tan amable después de comprarnos más. Eso o echarnos de novio a un Ray Donovan que personalmente le prefiero mucho más que al Cristian ese.

Y se nos va la pinza. ¡Encaje! ¡Encaje! ¡Nos volvemos totalmente majaretas!

A mí se me va el puto tendal entero, como dicen las chicas de Puterful.

Y para arreglar esta adicción con la ropa interior que tiene locos a los repartidores de mensajería que están todo el día con paquetitos que dejar en mi casa…llega mi tía y me suelta eso de:

—¿Para qué te compras esas bragas si solo te las va a ver el ginecólogo…?

Y es cuando la miro como si tuviera Rayos X y pudiera traspasarla, pero en el fondo sé que tiene mucha razón.

—Serás zorra…

Ella se descojona…Y es cuando después del bajón momentáneo, la espeto, muy digna:

—¡Me las compro para mí!

Y parece que no se lo cree hasta que me encuentra delante del espejo de su habitación, meneando culo, apretando teta, volviendo a menear el culo… Y sonriendo. Aunque para mis adentros susurre muy bajito:

—¿Y no podría adelgazar de culo y engordar de teta?

Y tras el suspiro nostálgico vuelvo a sonreír otra vez…

Porque queridos Dirtys, no hay nada mejor que la ropa interior sexy para darnos un subidón a la autoestima rapidito, porque aunque queramos buscar defectos en nuestro cuerpo, el encaje nos tiene tan abstraídas que no nos fijamos en lo que sobra sino en lo que tenemos, en lo bonito que es, en lo bien que se adhiere a nuestro cuerpo como una segunda piel.

Ropa sexy.

Ropa sexy.

Admitirlo, vosotras también pecáis una y otra vez. Y seguro que también tenéis una mejor amiga a la que maldecir por haberos mostrado la maldita paginita.

Pero ese: Joder, me cago en…se olvida enseguida cuando nos llama por teléfono y nos dice:

—¿Nos vamos de compras?

Y entonces ella se lo compra para poner nervioso a su marido, y tú te jodes porque te lo compras para ti porque no tienes a quién enseñárselo.

—¡Yo me lo compro para mí!

¿Lo estáis repitiendo?

Y luego están esas otras amigas que te dicen…

¡A que no tienes cojones de hacerte foto y subirlas a Instagram!

Y como hace años que ya se te había ido la pinza por completo, y a la nueva versión de ti misma la gustan los retos…¡Pues venga, fotos de tus conjuntos a Instagram!

Y luego habrá quien se piense que soy una puta y que voy vendiendo género. Pero no, queridos Dirtys, simplemente soy una mujer del siglo XXI que hago lo que quiero cuando quiero, muestro lo que quiero cuando me da la gana. Y no, de puta nada, porque las cosas las hago gratis y con quien quiero. ¡Y suelo tener muy buen ojo ¡no me vale cualquiera!

¿Por qué digo esto?

Porque en el mundo en el que vivimos una tiene mucho que escuchar…y hay mucha mente cerrada que debería evolucionar…o hacerse una paja o un dedo, pero ¿eh? no con mis fotos, ¡por favor!

¡Levantad la manita las adoradoras y adoradores del encaje!

1, 2, 3…¡Ya perdí la cuenta!

¡Un abrazo muy sucio!

9/27/2017

MIMANDO EL PRODUCTO

¡Queridos Dirtys!

Hoy quiero hablaros de cuidar el producto.

¿Qué producto?

Nosotros mismos.

¡Cuando volvemos a estar en el mercado valoramos mucho más el producto y lo mimamos!

No es la primera vez que escucho que las mujeres y los hombres nos ponemos más guapas y guapos tras las rupturas. Sin embargo, no había sido hasta ahora que me había puesto a pensar en ello. ¿Para qué iba a pensarlo?

Cuando te lo suelta a bocajarro alguien del sexo opuesto tras un mini interrogatorio es cuando realmente reflexionas sobre ello.

Y no hay como las conversaciones con tu mejor amigo (tú ya sabes quién eres y el resto del mundo tb :P) para reírte un rato y que te cuente el motivo.

¿Por qué nos ponemos más guapas y guapos?

Según mi mejor amigo, que tiene mucha razón y nunca falla en sus predicciones, es porque al volver a estar en el mercado: cuidamos mucho más el producto.

Entonces desvarío: ¿Lo llegamos a descuidar cuando tenemos pareja?

Después de pensarlo un poquito creo que cuando estamos en una relación, llega un momento en el que nos descuidamos una pizquita, por eso de que tenemos un poco segura a la otra persona. Al llevar tiempo juntos nos preocupamos más en otras cosas y dejamos de estar pendientes en permanecer irresistibles a todas horas. Tiramos de ropa cómoda, chándal, Converse. Y dejamos lo del maquillaje, los artificios y los tacones solo para las ocasiones especiales.

¿Para qué sufrir con tacones, para que invertir tanto tiempo en emperifollarnos?

Si esa persona ya nos ha visto desnudas, con pelos de loca, con ojeras y legañas, recién levantadas de la cama, con fiebre y después de haber vomitado o incluso vomitando, sin maquillaje, en esos días del mes en los que nuestra cara está demacrada y llena de espinillas, con los ojos hinchados después de llorar…Y oye, que después de todo no ha salido corriendo y ha seguido ahí.

Sin embargo, cuando volvemos a estar solteras no tenemos nada seguro. No estamos a veces seguras ni de lo que somos nosotras mismas. Nos descolocamos y nos sentimos perdidas. Y por eso necesitamos arreglarnos. Para mantener alta nuestra autoestima.

Y a veces necesitamos tenerla tan alta que nos ponemos falda y tacones hasta para salir a tomar un café. Que le pregunten a mi Cactus la cara que se la quedó al verme tan arreglada…

Que si eyeliner, rímel, corrector de ojeras, pintalabios, colorete por aquí, colorete por allá. 

Queremos agradarnos, y agradar, y por eso cambiamos de look, nos arreglamos más para salir de casa y si ya salimos de fiesta se nos puede ir de las manos... Aunque particularmente siempre fui de las que se arreglaba bastante hasta para ir a conciertos heavys. Eso sí en playeras que después saltar como una loca haciendo headbanging no es compatible con tacones sin espantosos dolores de pies. ¡Al menos en mi caso!

Digo nos arreglamos más porque soy de las que no sale sin eyeliner ni a por el pan. Ni para entrenar Kick Boxing, ¡fíjate tú! que voy a sudar como una cerda y se me va a correr todo y a parecer que me han hostiado más de la cuenta…pero necesito mis ojeras góticas, sino es como si estuviera desnuda, me falta parte de mi personalidad y eso es algo que no me puedo permitir.

¿A que vosotras también os maquilláis "ligeramente" hasta para pasear al perro? ¡Seguro que sí!¡No me engañéis! Estoy viéndoos afirmar con la cabeza.

Porque nunca sabes a quién te vas a encontrar. ¡Antes muerta que sencilla! (¿A que estáis cantando la canción de María Isabel?)

Pero sobre todo lo que buscamos al estar solteras no es un ligue detrás de otro (aunque nuestras hormonas lo deseen y estén a la que saltan), sino recuperar nuestra autoestima, esa que se nos pierde al derrumbarse todo. Tenerla todo el día arriba para no deprimirnos es lo verdaderamente importante. 

Los halagos de los come orejas duran muy poquito, en cuanto se dan cuenta de que esas palabras no funcionan, pero lo que pensemos de nosotras mismas es lo que va a prevalecer, cada día de nuestras vidas.

Ya bastante deprimente es la vida a veces, con sus continuas zancadas y trabas, para venirnos abajo al mirarnos al espejo. Y es por eso que buscamos looks nuevos, nos cortamos el pelo, renovamos vestuario y quemamos la tarjeta de crédito para darnos una chispita.

—¡Joder con la chispita! —gritó la pobre tarjeta de plástico.

—¡Pon freno que estás gastando más de lo que ganas vendiendo libros, hija! —dijo la tía cabreada cuando la vio llegar con otra chupa de cuero muy molona.

Esa chispita que necesitamos para sentirnos más sexys, para sentir que empezamos una nueva etapa. Porque vernos bien por fuera creemos que nos ayuda a seguir luchando por dentro.

Necesitamos estar a gusto con el reflejo en el espejo cada mañana.

Y aunque eso es más interno que externo, es por todos conocido que cuando uno se ve bien físicamente, cuando está contento con su apariencia, lo está también interiormente aunque cuando el silencio le muestre la realidad se desmorone un poquito. Lo ve todo de otra manera. Tiene más confianza en sí mismo, como si al estar bien por fuera pudiera con lo que le escuece dentro.

Y es confianza en uno mismo, lo que tanto mujeres como hombres necesitamos para seguir luchando contra viento y marea por todo lo que venga, para superar aquello que se cruce en nuestro camino. 

Porque si algo me está enseñando la vida en estos últimos meses es que no es de color de rosa. Si ya lo sabía ahora me lo está dejando más claro todavía.

¡A la vida le importa una mierda los planes que tú tengas en tu cabeza! Siempre te va a dar algo a lo que enfrentarte, algo que te va a hacer o más débil o más fuerte, depende de cómo tú decidas luchar.

Y desde la ruptura, todo lo que me ha pasado, me ha hecho tambalearme pero no caerme de bruces. Porque he decidido echarle dos ovarios, sacar los puños en cada situación, aunque también haya llorado. Y aquí sigo, luchando, con la tontería subida y el autoestima por las nubes y con mucho maquillaje hasta en el corazón. Porque de haber actuado de otra manera ahora tendría una depresión.

Hay que tener el autoestima en las nubes, es necesaria para seguir al pie del cañón peleando por nuestros sueños. Pero ¡cuidado! No hay que vivir en el cielo siempre, que después la hostia es tremenda cuando el globo de la ensoñación se pincha y explota.

Autoestima en las nubes pero los pies siempre en el suelo.

¡Amaos, decíos lo guapas y guapos que sois mirándoos al espejo!

¿Ya lo habéis hecho?

¿Os sentís un poco mejor? ¿A qué funciona?

Y recordad que hay mimar mucho el producto, cuidarlo, trabajar el cuerpo, la mente, pero el cerebro sobre todo, hay que echarse cremitas, maquillaje y sobre todo meternos en la cabeza que no debemos descuidarnos nunca, sea cuál sea nuestro estado civil.

Hay que cuidar siempre de nosotr@s mism@s porque nadie lo hará, preocuparnos de nosotras y de nosotros, sentirnos radiantes y sonreír. Porque al final es lo único que importa. ¡Ser felices es la gran meta!

Lo importante es aceptarse a una misma, con nuestro cuerpo imperfecto, nuestras taras, nuestras virtudes, nuestros desvaríos, nuestras locuras, nuestros miedos y fantasmas…

Eso es otra cosa que los mejores amigos tíos y las mejores amigas nos ayudan a ver en los malos momentos, cuando todos los demás “amigos” se esfuman. Que somos una gran imperfección que vale un montón. ¡Somos unos pibones! Pero de mejores amigos y mejores amigas hablaré en otro post.

Y vosotros, ¿Dirtys?

¿Estáis cuidando el producto? ¿Lo habéis cuidado más al estar solteros? ¿Habéis quemado la tarjeta de crédito tras las rupturas?

Aunque la verdad es que las mujeres no necesitamos ninguna excusa para dejar al plástico temblando. Nos basta un día con las amigas. ¿Verdad, Cactus?


¡Un abrazo sucio!