2/20/2017

EL QUE NO ARRIESGA NO NADA. NI PIERDE, NI GANA, NI SUFRE, NI AMA...

¡Queridos Freezers!
Mientras el sabor amargo del café se balancea en mi boca, intento que dancen las palabras para reflexionar sobre una frase que me tiene enamorada.
Me la dio a conocer mi amiga Estela, mi Burbuja, mi súper nena, mi compi de Kick que siempre me ahostia con mucho amor. (Gracias, princesa).
Me dijo:
—Esta para tus artículos:  
EL QUE NO ARRIESGA NO NADA. NI PIERDE. NI GANA. NI SUFRE. NI AMA.
Y no he podido decir que no…
¿Cuántas veces os habéis sentido perdedores? ¿Cuántas triunfadores? ¿En cuántos momentos habéis sentido a vuestro corazón romperse en mil pedazos? ¿Habéis suspirado de amor por las personas que os rodean, por la vida, por los sueños?
¿Habéis hecho recuento ya?
Espero que hayáis contestado a cada pregunta con un alto porcentaje de veces, momentos, instantes y suspiros.
¡Enhorabuena por ello!
Porque eso significará que habéis vivido. Que estáis viviendo de verdad. Que sabéis lo que es sentir, experimentar, crecer como personas, avanzar…
Porque habéis arriesgado, os habéis dejado la piel para conseguir algo, y quizá hayáis perdido o por el contrario ganado, pero habréis luchado. Y eso es lo importante: luchar.
Quizá hayáis amado y os hayan partido el corazón en muchos trozos chiquititos. Quizá os hayan correspondido y os hayáis sentido los seres más felices y afortunados del planeta. Quizá os hayáis enamorado y por cosas de la vida no podéis estar con esa persona. Debéis estar orgullosos de vosotros mismos.
Porque estáis exprimiendo la vida, porque estáis luchando por el montón de posibilidades que corresponde a vuestro destino escrito en las estrellas. Porque no sois un fragmento más de materia dentro de este agujero negro.
Debéis sentiros dichosos porque no estáis anclados en un mero instante del tiempo viendo como vuestro pasado está caduco y yermo. Viendo cómo vuestro presente ni se inmuta, ni se eleva ni desciende y cómo vuestro futuro es tan cierto como normal.
Podéis sentiros especiales porque no permanecéis muertos en vida como algunas personas que no aspiran a nada. Que ni arriesgan, ni sufren, ni aman.
Esas personas que se conforman, que están llenos de silencio y de vacío.Que son una oveja más dentro de un rebaño, que prefieren ser la copia de otros antes que pelear por ser ellos mismos.
Esas personas que jamás han experimentado el poder de una mirada cuando traspasa las pupilas y toca el corazón, que no saben lo que escuece la cicatriz de haber visto morir un buen momento que sabes que no se volverá a repetir, que no conocen el poder de resurrección que provoca una sonrisa inesperada de esas que surgen a destiempo, que no han sentido al corazón roncar de felicidad cuando disfruta de los sueños cumplidos, de los besos robados y los abrazos infinitos.
Vosotros qué preferís: ¿arriesgar o conformaros?
Yo soy de las que prefiere arriesgar.
Luchar. Perder. Sufrir. Caerme mil veces al suelo para levantarme más fuerte después. Saber cuáles son mis límites. Qué es lo que me quema, lo que me rompe, lo que me reconstruye. Habiendo aprendido la lección o cometiendo los mismos errores.
Ganar y saborear los triunfos conseguidos. Sentir su cosquilleo navegar entre las gotas de mi sangre.
Amar. En toda la extensión de la palabra. Amar al amor, a la vida, a los sueños, a las pasiones que nos dan la energía para vivir de verdad, amar a la naturaleza y saber disfrutarla, distinguirla, acariciarla. Ser consciente del paso del tiempo y que no escueza.
Abrir mi corazón a todas las personas que entran en contacto conmigo cada día. E incluso ser capaz de regalarles trocitos del mío y reemplazarlos con los pedacitos de sus propios corazones que me brindan en gestos, sonrisas y abrazos. Porque eso me ayuda a seguir en pie cuando los días se tornan grises. Porque no hay mejor sensación bajo la piel que aquella que nace cuando percibes que eres importante para las personas que te rodean.
Prefiero sonreír, aunque la tristeza de mi melancolía innata a veces duela. Sonreír a cada segundo aunque por dentro quiera llorar al paso de los recuerdos, de los momentos que sé que no volverán. Porque el poder de las sonrisas es infinito. Alegran el día, lo mejoran, vengan de quiénes vengan. Y la vida es demasiado corta para deshacerse solo en muecas insípidas.
Porque soy inconformista por naturaleza. Rebelde. De sangre demasiado caliente. Porque prefiero que duela a no sentir absolutamente nada. Porque prefiero arriesgar y perder antes que no luchar.
Porque lo quiero todo. Lo necesito todo. Lo ansío todo.
Porque sé que algún día quiero llevarme MUCHO de algo antes que TODO de nada.
¿Arriesgamos?
¿Sonreímos a desconocidos a ver qué pasa? ¡Tened cuidado! Hay sonrisas que provocan aleteos y huracanes.
¿Luchamos por los sueños en vez de soñarlos?
Con lo que cuestan, con lo que nos desangran y lo que nos hacen temblar…
¿Abrimos el corazón sin miedo a que nos le rompan?
Y si nos le rompen ya encontraremos a alguien que nos ayude a armar la pieza del puzzle. ¡Os lo aseguro! ¡Existen esas personas!
¿Perdemos batallas para volver a luchar por ganar?
No sabéis lo gratificante que es levantarse del suelo para continuar, aunque estés sangrando.
¿Sufrimos para conseguir y conocer la felicidad de los triunfos?
El hormigueo en la piel es indescriptible…
¿Arriesgamos, perdemos, sufrimos, amamos?
Dejemos la Nada para los cobardes…
¡Un abrazo congelado!
¡Cuidado! Que la niña escarcha está convirtiéndose en moñas en 3,2,1…
Y un besito para todos aquellos que cada día me regalan sus sonrisas, sus abrazos y sus besos. Dais cuerda a mis palabras, a mis mundos paralelos, a mis sueños, a mi vida…

2/06/2017

TRIUNFAR ES LA MEJOR VENGANZA

¡Queridos Freezers!

Entre el aroma de un cappuccino bien caliente, quiero reflexionar sobre el éxito y el responder a las traiciones con sonrisas.

Primero de todo quiero daros las gracias por acompañarme cada semana. Aunque seáis tímidos y no firméis, las estadísticas del blog me chivan que leéis xD

Segundo, un consejo: ¡Sonreíd! Es la mejor defensa y a la vez un maravilloso ataque.

Dice Ronda Rousey que triunfar en aquello que nos gusta es la mejor venganza hacia las personas que nos han querido ver derrotados.

¿Os habéis sentido traicionados alguna vez? 

¿Han hablado de vosotros a vuestras espaldas? ¿Se han reído de vuestros sueños diciendo que nunca los conseguiríais? ¿Qué no valéis para ello?

Os voy a abrir de par en par mi corazón de escarcha. Sé que lo hago siempre, pero hoy voy a contar algo que solo saben las personitas a las que quiero mucho.

¡Cuidado! ¡Tengo un corazón muy oscuro! :P

Desde la primera vez que dije que escribir era lo que me hacía sentir viva, he tenido que escuchar muchas opiniones. Tanto a la cara como a la espalda. Algunas buenas, otras malas, otras con intenciones perversas.

Las más dolorosas, las de aquellos que no creían en mí pero me sonreían. Sobre todo aquellas que venían de “amigos” que en vez de decirme lo que pensaban de verdad se reían de los relatos que les regalaba en fechas señaladas. 

¿Cómo me sentí al enterarme?

No fue esa parte de mí a la que le encanta escribir la que se sintió mal…¡os lo aseguro! Fui toda yo la que se derrumbó.

¡Imaginad!

Horas planificando un breve texto, dejándoos el corazón en cada palabra escrita, poniendo vuestros sentimientos más sinceros en el papel…

¿Lo tenéis?  

Respuesta a la espalda:

—Vaya basura…se creerá buena…

Cuando has puesto tu corazón en lo escrito, cuando has mostrado todos tus sentimientos hacia esas personas y lo han arrugado y tirado a la basura, sin tener las narices suficientes para decírtelo en tu cara, se crea en ti una especie de desazón. 

Es un crujir infinito que te marchita el alma por completo.

Un sentimiento crece en tu interior, con raíces muy fuertes, mezcla del dolor por la traición, el sentirte gilipollas y la decepción de darte cuenta que en realidad estás rodeada de mucha mierda. 

Lloras de rabia, de impotencia, te vienes abajo. Piensas que se acaba el mundo. Lo ves todo negro.
Crece en ti un sentimiento de venganza que domina las palabrotas que sueltas por la boca al pensar en ello.

La venganza es algo innato. Algo que llevamos dentro, que nos hace arder la sangre. Al igual que el amor y el odio. En muchas ocasiones es un sentimiento tan fuerte, tan anidado al corazón, que es lo único que mantiene vivas a algunas personas.

Después de mucho maldecir...preferí dejarlo en las manos del karma.

¡Bendito karma! Todo acaba poniéndose en su lugar.

La vida y su inquebrantable paso del tiempo me han enseñado que no hay que darle tanta importancia a la venganza hacia aquellos que nos han lastimado. Nos han hecho daño, sí. Mucho. También. Pero sin quererlo también nos han hecho más fuertes. Nos han convertido en los guerreros que somos ahora.

Basta con limitarse a vivir, a exprimir cada día como si fuera el último, a sonreír y disfrutar.

Para silenciar las bocas de la envidia, de aquellos que no nos quieren aunque hayamos creído que sí, de aquellos que nos han traicionado o apuñalado por la espalda, nuestros triunfos son la mejor venganza. 

Nuestro éxito se convierte instantáneamente en una buena patada en la boca. ¡Y no veáis el daño que hacen!

Y no solo el éxito profesional, o el que vean como cumplimos aquellos sueños que siempre hemos deseado, sino el éxito espiritual. Eso llamado felicidad, que se nos nota en la cara, en todas nuestras miradas, en las sonrisas instantáneas, en la forma de caminar con la cabeza bien alta. Aunque queramos ocultarla.

Esa felicidad que muchos no obtienen en su día a día y que son conscientes de que nunca 
conseguirán.

Creedme cuando os digo que a veces duele mucho más una sonrisa sincera que una buena hostia.

¡Lo he comprobado!

Hay quien ha pillado observándome con incredulidad a aquellos que un día me traicionaron, cuando he pasado frente a ellos con la mejor de mis sonrisas.

Quizá esperaban verme mal, distinguir en mi rostro las huellas de la infelicidad, de la tristeza por no tenerlos más en mi vida.

Esas sonrisas que nacen de forma espontánea, cuando ni siquiera te has percatado de la presencia de esas personas que te lastimaron, son la mejor venganza.

Tu éxito, tus sueños cumplidos, tus carcajadas, tus ganas de vivir y de comerte el mundo. Esa belleza interior que reflejas en tu mirada cuando te sientes invencible, cuando te sientes bien contigo misma. Es el mejor puñetazo que podías darles.

Así que luchad por vuestros sueños. Triunfad. Quereos mucho porque valéis mucho. Amaos de verdad a vosotros mismos. Tened éxito en lo que anheláis con todas vuestras fuerzas. Sonreíd. A todas horas.

¿Lo estáis haciendo?

¡Prometedme que vais a hacerlo!

Y que hablen. Que susurren.  Que critiquen… Y después: lloren.

¡Un abrazo escarcha!