Encontré esta frase impresa en una imagen hace unas
horas y no he podido evitar hacerla mía.
Estos días, algo dentro de mí se ha roto para
siempre. Desde hoy me tomaré la vida de otra manera. He tomado la decisión de
no esperar nada de nadie. Ni de mi pareja, ni de mi familia, ni de los pocos
amigos que tengo. De nadie.
Porque cuando te tratan mal y te rompes…tienes que
reconstruirte de nuevo y cuesta. Cuesta mucho cuando las personas que más te
decepcionan son las que deberían quererte, las que decidieron protegerte de
todo y de todos. Y entonces llegas a la conclusión de que en realidad estás sola.
Estoy sola.
No tengo a nadie más que a mí misma. Nadie cuidará
de mí. Nadie me querrá como yo me quiero. Y he de aprender a vivir con ello
para no sentirme decepcionada. Para no sentir esto que siento hoy, que algo
dentro de mí está roto y vacío…
Es doloroso sentirse así. Sentir que todo tu mundo
se desmorona en una fracción de segundo. Pero dicen que en la vida lo que no te
mata te hace más fuerte y sé que, aunque estos días me haya sentido derrumbada
y totalmente perdida, volveré a sonreír. ¡Con ganas!
Porque creo que me lo merezco. Porque llevo en mi
sangre la lucha de mis ángeles por un mundo mejor, porque sé que una parte de
su energía sigue brillando, hasta en mis noches más oscuras, detrás de las
estrellas y bombeando en mi corazón.
A veces basta una conversación silenciosa frente una
lápida, para tener las cosas mucho más claras cuando la cabeza arde y el
corazón se tambalea. Cuando no sabes lo que sientes, cuando percibes esa
batalla entre lo que deberías hacer y lo que realmente quieres hacer.
No soy de las que se rinde. Por eso he decidido
luchar.
La vida me ha enseñado que hay que dejarse la piel,
el sudor y las lágrimas cuando algo nos importa. Pero los golpes y los traspiés
también me han mostrado que la paciencia no es infinita, que llega un momento
en el que tenemos que decidir el dolor que aceptamos y el que ya no es dolor
sino sufrimiento. Y como bien dijo el sabio Buda, éste último es opcional. Somos
nosotros quienes decidimos si nos aferramos al dolor o lo destruimos.
Hace un año decidí que viviría la vida a pleno
pulmón, que ya no me contendría más, que no sería la Beka que otros quieren que sea,
que no me conformaría porque me estaba traicionando a mí misma, a mis raíces.
Por eso hoy decido no esperar nada de nadie. Ni para bien ni para mal. Porque
solo cuando esperas algo de otras personas sientes el dolor al darte cuenta de
que nadie es como tú. Cada ser humano es distinto, tiene sus propias prioridades
y no porque tú lo des todo…vas a recibirlo.
Así, si te sorprenden con algo bueno: sonreirás. Y si es mal lo que recibes: no te dolerá tanto.
Sé que mientras me tenga a mí misma, algo estaré
haciendo bien. A veces no perder esta idea de la mente es la que te ayuda a
tirar hacia delante.
Al menos me tengo a mí misma. A la Beka que quiero ser y con la que siempre soñé. Hay quienes ni
siquiera se tienen y por eso han de refugiarse en los demás para ser felices. Yo
lo hacía, en serio, lo he hecho durante mucho tiempo. Pero ya no. Y quizá sea ese el problema de sentirme como me siento.
A partir de hoy me tomaré la vida bebiendo de ella
lo que me ofrezca, pidiéndome más y siendo inconformista solo conmigo, luchando
por mis sueños, por mis sonrisas, por el amor. Pero sin mendigarlo, sin esperar,
sin suspirar. Porque cuando los suspiros se convierten en vacío al golpear
contra el cristal... Duele demasiado.
Y no quiero volver a sentirme perdida. No quiero
volver a sentirme una muñeca de trapo rota, con el corazón repleto de escarcha
y quebrado en mil pedazos.
Quiero sonrisas. Sonrisas. Y más sonrisas.
Porque es lo que todos nos merecemos de la vida.
Sonrisas. Porque para llorar siempre hay tiempo.
Por eso he decidido no esperar nada de
nadie y que el tiempo diga lo que ha de suceder.
Una parte de mi destino está escrito, la otra soy yo
la que decido cómo escribirla…en la novela de mi vida. Y desde hoy lucharé para
que cada página en blanco esté impregnada de tinta que merezca la pena. Porque
no quiero regresar la mente hacia atrás un día y darme cuenta de que debería
haber hecho las cosas de otra manera.
No quiero más lágrimas. No quiero volver a sentirme
decepcionada por los que más quiero. No quiero volver a mirarme al espejo y vislumbrar mi alma rota.
Porque creo que no me merezco sentirme nadie.
Porque intento que cada persona que se cruza en mi
camino sonría, se sienta valorad@ y luche por sus sueños. Y por eso quiero lo
mismo para mí.
Sé que estas palabras suenan demasiado tristes, pero
quedaos con el mensaje. En el momento que no esperéis
nada de nadie seréis mucho más felices.
Huele a despedida. Y lo es. Este será mi último
desvarío en una temporada. Beka Von Freeze necesita un tiempo para sí misma.
Necesita vaciar lo que duele, echarlo de su corazón y recomponerse. Y si mi humor es negro acabaré escribiendo cosas poco positivas y vosotros siempre estáis ahí acompañándome y merecéis la mejor versión de mí.
Pero tranquilos, el Kick Boxing
me ayudará a resurgir.
El Kick Boxing me ha cambiado, me ha convertido en
una mujer más fuerte mentalmente y quizá sea ese el motivo por el que hoy estoy
aquí tomando esta decisión.
Recordad que nada nos mata, excepto la muerte, que
solo tenemos una vida y debemos vivirla como queramos, con ansias y saboreando
cada minuto porque puede ser el último. Recordad que debéis ser felices para
vosotros mismos, no para la felicidad de otros. Y que tenéis derecho a ser, que no debéis mendigar por nada.
Que cada uno hemos de luchar por mantenernos en pie porque nadie nos levantará del suelo si nosotros no damos el impulso primero.
Que luchamos solos y vencemos de la misma manera.
Recordad que sois fuertes, que valéis mucho y que os lo merecéis TODO.
Que quien quiera estar en vuestra vida os lo demuestre y el que no quiera estar que se marche.
Que cada uno hemos de luchar por mantenernos en pie porque nadie nos levantará del suelo si nosotros no damos el impulso primero.
Que luchamos solos y vencemos de la misma manera.
Recordad que sois fuertes, que valéis mucho y que os lo merecéis TODO.
Que quien quiera estar en vuestra vida os lo demuestre y el que no quiera estar que se marche.
¡Un abrazo escarcha con mil sonrisas bonitas!
¡Hasta la próxima!