3/27/2017

YA NO ESPERO NADA DE NADIE...

¡Queridos Freezers!

Encontré esta frase impresa en una imagen hace unas horas y no he podido evitar hacerla mía.

Estos días, algo dentro de mí se ha roto para siempre. Desde hoy me tomaré la vida de otra manera. He tomado la decisión de no esperar nada de nadie. Ni de mi pareja, ni de mi familia, ni de los pocos amigos que tengo. De nadie.

Porque cuando te tratan mal y te rompes…tienes que reconstruirte de nuevo y cuesta. Cuesta mucho cuando las personas que más te decepcionan son las que deberían quererte, las que decidieron protegerte de todo y de todos. Y entonces llegas a la conclusión de que en realidad estás sola.

Estoy sola.

No tengo a nadie más que a mí misma. Nadie cuidará de mí. Nadie me querrá como yo me quiero. Y he de aprender a vivir con ello para no sentirme decepcionada. Para no sentir esto que siento hoy, que algo dentro de mí está roto y vacío…

Es doloroso sentirse así. Sentir que todo tu mundo se desmorona en una fracción de segundo. Pero dicen que en la vida lo que no te mata te hace más fuerte y sé que, aunque estos días me haya sentido derrumbada y totalmente perdida, volveré a sonreír. ¡Con ganas!

Porque creo que me lo merezco. Porque llevo en mi sangre la lucha de mis ángeles por un mundo mejor, porque sé que una parte de su energía sigue brillando, hasta en mis noches más oscuras, detrás de las estrellas y bombeando en mi corazón.

A veces basta una conversación silenciosa frente una lápida, para tener las cosas mucho más claras cuando la cabeza arde y el corazón se tambalea. Cuando no sabes lo que sientes, cuando percibes esa batalla entre lo que deberías hacer y lo que realmente quieres hacer.

No soy de las que se rinde. Por eso he decidido luchar. 

La vida me ha enseñado que hay que dejarse la piel, el sudor y las lágrimas cuando algo nos importa. Pero los golpes y los traspiés también me han mostrado que la paciencia no es infinita, que llega un momento en el que tenemos que decidir el dolor que aceptamos y el que ya no es dolor sino sufrimiento. Y como bien dijo el sabio Buda, éste último es opcional. Somos nosotros quienes decidimos si nos aferramos al dolor o lo destruimos.

Hace un año decidí que viviría la vida a pleno pulmón, que ya no me contendría más, que no sería la Beka que otros quieren que sea, que no me conformaría porque me estaba traicionando a mí misma, a mis raíces.

Por eso hoy decido no esperar nada de nadie. Ni para bien ni para mal. Porque solo cuando esperas algo de otras personas sientes el dolor al darte cuenta de que nadie es como tú. Cada ser humano es distinto, tiene sus propias prioridades y no porque tú lo des todo…vas a recibirlo.

Así, si te sorprenden con algo bueno: sonreirás. Y si es mal lo que recibes: no te dolerá tanto. 
Sé que mientras me tenga a mí misma, algo estaré haciendo bien. A veces no perder esta idea de la mente es la que te ayuda a tirar hacia delante.

Al menos me tengo a mí misma. A la Beka que quiero ser y con la que siempre soñé. Hay quienes ni siquiera se tienen y por eso han de refugiarse en los demás para ser felices. Yo lo hacía, en serio, lo he hecho durante mucho tiempo. Pero ya no. Y quizá sea ese el problema de sentirme como me siento.

A partir de hoy me tomaré la vida bebiendo de ella lo que me ofrezca, pidiéndome más y siendo inconformista solo conmigo, luchando por mis sueños, por mis sonrisas, por el amor. Pero sin mendigarlo, sin esperar, sin suspirar. Porque cuando los suspiros se convierten en vacío al golpear contra el cristal... Duele demasiado.

Y no quiero volver a sentirme perdida. No quiero volver a sentirme una muñeca de trapo rota, con el corazón repleto de escarcha y quebrado en mil pedazos.

Quiero sonrisas. Sonrisas. Y más sonrisas.

Porque es lo que todos nos merecemos de la vida. Sonrisas. Porque para llorar siempre hay tiempo.

Por eso he decidido no esperar nada de nadie y que el tiempo diga lo que ha de suceder.

Una parte de mi destino está escrito, la otra soy yo la que decido cómo escribirla…en la novela de mi vida. Y desde hoy lucharé para que cada página en blanco esté impregnada de tinta que merezca la pena. Porque no quiero regresar la mente hacia atrás un día y darme cuenta de que debería haber hecho las cosas de otra manera.

No quiero más lágrimas. No quiero volver a sentirme decepcionada por los que más quiero. No quiero volver a mirarme al espejo y vislumbrar mi alma rota.

Porque creo que no me merezco sentirme nadie.

Porque intento que cada persona que se cruza en mi camino sonría, se sienta valorad@ y luche por sus sueños. Y por eso quiero lo mismo para mí.

Sé que estas palabras suenan demasiado tristes, pero quedaos con el mensaje. En el momento que no esperéis nada de nadie seréis mucho más felices. 

Huele a despedida. Y lo es. Este será mi último desvarío en una temporada. Beka Von Freeze necesita un tiempo para sí misma. Necesita vaciar lo que duele, echarlo de su corazón y recomponerse. Y si mi humor es negro acabaré escribiendo cosas poco positivas y vosotros siempre estáis ahí acompañándome y merecéis la mejor versión de mí.

Pero tranquilos, el Kick Boxing me ayudará a resurgir.

El Kick Boxing me ha cambiado, me ha convertido en una mujer más fuerte mentalmente y quizá sea ese el motivo por el que hoy estoy aquí tomando esta decisión.

Recordad que nada nos mata, excepto la muerte, que solo tenemos una vida y debemos vivirla como queramos, con ansias y saboreando cada minuto porque puede ser el último. Recordad que debéis ser felices para vosotros mismos, no para la felicidad de otros. Y que tenéis derecho a ser, que no debéis mendigar por nada.

Que cada uno hemos de luchar por mantenernos en pie porque nadie nos levantará del suelo si nosotros no damos el impulso primero.

Que luchamos solos y vencemos de la misma manera. 

Recordad que sois fuertes, que valéis mucho y que os lo merecéis TODO.   

Que quien quiera estar en vuestra vida os lo demuestre y el que no quiera estar que se marche.


¡Un abrazo escarcha con mil sonrisas bonitas!

¡Hasta la próxima!

3/13/2017

LOS OJOS SIEMPRE LE PERTENECEN A LA PERSONA QUE LOS HACE BRILLAR

¡Queridos Freezers!

La mañana ha amanecido gris, después de un domingo de tormenta y lluvia fuerte. Y no hay mejor antídoto para mejorar un lunes que el Kick Boxing de mañana...¡Al menos para mí!

Para los que trabajáis, estudiáis y preferís el café para activar las neuronas...

Os dejo este artículo para que reflexionéis... ¡Espero respuestas! ¿eh?

¿Qué os sugiere esta frase?

A mí muchas cosas…Y todas tan bonitas…

Amor, amistad, cariño, empatía, personas especiales…

Recuerdos de pequeños instantes…

¡Es una gran verdad! ¿No creéis?

LOS OJOS SIEMPRE LE PERTENECEN A LA PERSONA QUE LOS HACE BRILLAR…

Es una de esas frases que escuecen, que se cuelan dentro del corazón en cuanto la paladeamos y la repetimos en voz alta.

Tintinea y araña la sangre pero de una manera bonita.

Nuestros ojos siempre le pertenecerán a esa persona que los haga brillar, sea de la forma que sea. 

¿Cuántas veces os habéis sentido decaídos, tristes, apáticos, sin ganas?

Todos alguna vez nos levantamos con el pie equivocado sin motivo aparente. Y es una sensación asquerosa, porque si al menos supiéramos el motivo de nuestra nostalgia todo sería menos complicado…

¿Cuántas veces una mirada os ha hecho resurgir?

¿Cuántas una mirada y una sonrisa os han alegrado el día? 

¿Cuántas un gesto desinteresado os ha hecho sentir especiales?

Son muchas las personas que entran en contacto con nosotros cada día. Los hilos rojos del destino nos cruzan con distintas personas, nos atan a unos y a otros y provocan chispas.

Nuestra rutina, como seres humanos sociables, nos puede brindar un montón de antídotos contra la tristeza. Basta con ser agradables. No hay que ir de súper happies por la vida tampoco, que hay mucho loc@ suelto…xD

Simplemente hemos de mirar al mundo con ganas, observar con detenimiento nuestro alrededor, salir de nuestra burbuja y dejar de mimarnos el ombligo.

Observar y descubrir a todas esas personas que nos regalan miradas, sonrisas y gestos que nos hacen carcajearnos de felicidad cuando estamos solos, que ayudan a que la neblina gris de nostalgia desaparezca de nuestra mirada y nuestros ojitos brillen. 

Que brillen de verdad. Con intensidad.

Porque a veces solo hace falta un pequeño gesto para alegrarles la vida a los demás. Y para que otros nos la alegren a nosotros ¿verdad?

En un mundo donde cada uno va a su rollo, con urgencias y prisas, un pequeño (gran) detalle sin buscar nada a cambio puede conseguir que una persona se levante del suelo y tenga un motivo más para pelear por su sueño, cuando las personas más cercanas le han gritado lo IMPOSIBLE que es. 
Gracias, Nune.

En un caos de envidias, críticas baratas, donde el hablar por hablar sin conocer de verdad está a la orden del día, una simple mirada a tiempo puede provocar que un corazón tenga ganas de sonreír, de seguir en pie, latiendo rebelde.

Un mensaje en las redes sociales, una frase, un emoticono, un consejo, una fotografía por WhastAap, puede ayudar a que los ojos de una persona brillen con incandescencia y sin necesidad de filtros que los mejoren.

Porque todos, hasta los más fríos y los más guerreros, necesitan que alguien les recuerde que son importantes, que son especiales para los que les rodean y aprecian.

Por eso, cuando miro a los ojos a las personas a las que quiero, sonrío con mi sonrisa imperfecta. Sí, soy lo contrario a la sonrisa Profident, pero shh. Para que se rían conmigo y al mismo tiempo de mi lado más payaso. Porque son esas sonrisas las que alegran el corazón cuando la soledad aprieta. 

Cuando tengo delante a las personas con las que me cruzo cada día, sean más conocidos o menos, sean amigos o no, sonrío. Porque nunca sabes a quién le puedes alegrar el día con tus sonrisas. Porque nunca sabes quién te podrá alegrar a ti el tuyo con solo estar ahí, durante unos segundos, frente a frente, deshaciéndose en una mirada con sonrisa sincera.

Ese es el poder sanador del alma. De tocar el corazón de las personas con los ojos. De reconfortar con una sonrisa, con un abrazo, con una leve caricia en el hombro. Con un simple: ¡Hola! ¿Cómo estás?
Los pequeños detalles son los que cuentan.

Aunque después cada uno siga con su vida, aunque puede que quizá no vuelvas a encontrarte con esa persona en mucho tiempo, las sonrisas y las miradas no se olvidan. Y cicatrizan heridas. ¡Creedme! Diluyen las nubes negras, evaporan las nostalgias y pueden mostrar la luz en el momento más necesitado.

Por eso, siempre: LOS OJOS PERTENECERÁN A LAS PERSONAS QUE LOS HAGAN BRILLAR.

Regalaremos una parte de nuestra mirada a los que nos sepan ver de verdad, para que se iluminen el día cuando lo necesiten. Porque un abrazo, una mirada, una sonrisa, no cuestan nada y ayudan tanto…

Y tendremos para nosotros parte de esos ojos, de esa alma y de ese corazón dentro de nuestra sangre, para alegrarnos las sonrisas, iluminarnos la oscuridad de la tristeza que a veces palpita en el corazón.

Y no tengáis miedo a lo que diga la gente. Sonreíd mucho, sed felices, aunque piensen que os habéis fumado algo, que de amargados y bordes está el mundo lleno. No todas las personas tienen la sensibilidad suficiente para empatizar con otras personas sin necesidad de palabras.

Recordadles a las personas que apreciáis cuánto significan para vosotros sus sonrisas, sus miradas, el brillo de sus ojos haciendo reflejo en los vuestros. Porque nunca se sabe cuándo vamos a poder decírselo por última vez.

Sé que últimamente me pongo demasiado ñoña y trágica, (culpa de Ed Sheeran todo), pero es que se me están abriendo los ojos en muchas cosas y cada día soy más consciente de que es mejor sonreírle a la vida que estar triste y nostálgica. Soy más consciente de las personas que me rodean, de su verdadero rostro, de lo que nos pueden brindar y de la esencia de todo lo que me acompaña.

Y así como hay personas que te decepcionan, una y otra vez, hay otras que te calientan el corazón.

Así que a todas esas personas que últimamente me están demostrando la sencillez de la vida, que me están descubriendo que he estado muchos años dormida, que me sorprenden con sus gestos y detalles desinteresados alegrándome las sonrisas y la mirada…

—¡Gracias infinitas!

¡Y ahora comprobadlo por vosotros mismos! ¡Sonreíd! ¡Dejad que os sonrían! ¡Mirad con cariño! 

Y si queréis firmáis, perdéis el miedo a comentar al final de esta entrada y me contáis sobre esa sensación de cosquilleo en el corazón que se produce al saber que hay personas que sí merecen la pena.

Porque sí, en el mundo también existen personas que no están ciegas, que dan de sí a los demás sin esperar nada a cambio, que son felices con una simple sonrisa. 

¡No todo está perdido!

¡Un abrazo! ¡Mil sonrisas y miradas bonitas!

3/06/2017

PONEOS GUAP@S PARA VOSOTR@S, SED FELICES PARA VOSOTR@S...

“Ponte guapa para ti, sonríe para ti, haz planes para ti, sé feliz para ti…” -Escritos-

¡Queridos Freezers!

¿Cuántas veces os habéis olvidado de vosotros mismos para complacer a los demás?

¿Para ser lo que otros querían que fueseis?

A veces nos dejamos llevar. Familia, amigos, parejas, rutina, prisas…

Hoy me gustaría hablar para todas esas personas, mujeres y hombres, que una vez nos olvidamos de nosotros mismos y nos abandonamos demasiado.

A veces sucede que nos miramos al espejo y ya no nos reconocemos. No nos encontramos en el reflejo que observamos. El tiempo ha pasado y nos damos cuenta de que hemos estado muy perdidos. Anclados en una especie de limbo. Quizá meses. Quizá años.

Nos hemos dejado tanto que no reconocemos esa parte de nosotros que un día latió con fiereza. Y duele mucho sentir al corazón latiendo a medio gas.

Es en ese instante de luz cuando un chip cambia dentro de nuestro cerebro y vemos todo con otra perspectiva. Decidimos que es tiempo de pensar únicamente en nosotros, de cambiar, de volver a ser.

Es entonces cuando nos damos cuenta de la persona en la que nos hemos transformado, distinguimos con claridad absoluta sobre lo que debemos cambiar. 

Bien por culpa de la rutina, bien por nuestros propios complejos o simplemente porque nos sentíamos nadie. Nos sentíamos una cáscara vacía. ¿Y para qué luchar por los sueños? ¿Para qué querernos?  

Y un día conocemos a alguien que nos cambia la vida y empezamos a despertar, aunque con miedo. 

Sentimos que tenemos mucha suerte por tener a nuestro lado a una persona que nos hace sentir alguien dentro del mundo y que nos salva incluso de nuestros demonios.

Cuando un día dejamos de cuidarnos, de importarnos e incluso de querernos, nos aferramos a cada latido dependiendo de otros. Nuestra felicidad depende de cómo nos vean otros ojos. Y eso no es bueno…

Porque nos olvidamos de nuestro poder individual. Ese que poseemos aunque no lo distingamos.

De esa esencia primordial como mujeres y como hombres que nunca debemos dejar de lado. Nos agarramos fuerte a nuestra tabla de salvación porque creemos que de otro modo: moriremos, volveremos a ser nadie y no valdremos para nada. Caeremos otra vez en el pozo de tristezas, melancolías imperecederas, sonrisas a medio gas, incapacidad para luchar por los sueños porque ni siquiera aspiramos a algo grande.

Cuando nuestra mente se vuelve más fuerte, por cualquier motivo, nos damos cuenta de esa carencia personal que nos ha abatido y a la que hemos estado demasiado acostumbrados. Y nos elevamos. Mutamos de piel. 

Nos reconstruimos a nosotros mismos hasta sentir que no necesitamos a nadie para ser.

Porque somos desde que nacimos.

Cuando pierdes a un ser muy querido y lloras en soledad, te reconstruyes a ti misma sin necesitar a nadie y vuelves a sonreír, y no solo porque a tu pareja se le da genial lo de ayudarte a hacerlo sino porque sabes que tú puedes con todo, te haces fuerte.

Cuando tu vida tal y como la conocías se desmorona y tienes que seguir adelante como mejor puedas, aunque caigas y te sientas durante meses hecho un trapo, te levantas y te haces fuerte. 

Cuando sientes que las personas que más deberían quererte porque te dieron la vida ni siquiera te valoran, te haces muy fuerte. Las decepciones ya no duelen tanto.

Cuando prácticas un deporte que te llena y que te hace sentir bien, cuando realizas un hobbie que te hace darlo todo de ti, cuando estás contento con la vida que llevas y ves que puedes romper tus propios límites, cuando peleas por lo que quieres y ves cumplidos tus sueños más grandes, te haces fuerte.

La vida y sus vaivenes son los que te endurecen. Aunque tú no quieras verlo. Ese crecimiento está ahí, anclado a tu sangre y ha dejado muchas cicatrices.

Y no te haces fuerte porque otros quieran que lo seas, sino porque una parte de ti quiere serlo. De nada sirven los deseos de otras personas si tú mismo no luchas por ti. Nadie va a luchar por ti porque ya tienen bastante con luchar por ellos mismos cada día para no caer derrotados.

Recordad que luchamos a solas y vencemos de la misma manera.

Es entonces, cuando tu mente cambia y por ese motivo tu propia esencia también.

Sabes que te has perdido, que te has abandonado, pero que comienzas a evolucionar hacia adelante. 

Te das cuenta de que realmente no necesitas que nadie te quiera para quererte tú. Ahora sabes que vales mucho y que ya no necesitas que tu familia, la dada y la que escogiste, te lo recuerde. Porque te basta mirarte al espejo y encontrarte. Reconoces tu esencia. Estás a gusto contigo mismo, sonríes tanto por fuera como por dentro y eso se nota.

Es en ese momento cuando se comienza a ver la vida con otros ojos. Y creedme, ¡la de matices que podemos llegar a perdernos!

Te vuelves más independiente. Más rebelde. Más sonriente. Más optimista, aunque a veces te pegue el bajón porque hay días malos y eso es inevitable. Las decepciones no duelen tanto porque sabes que puedes afrontarlas. Los miedos se desvanecen. Los sueños dejan de ser espejismos para ser posibles. 

Y te empiezas a cansar de ciertas cosas que antes te daban igual porque no tenías la sangre en su sitio.Y protestas. Y ya no te callas. Te exiges más a ti mismo pero también a los demás. 

Y te das cuenta de que había personas a tu lado que no merecían estar ahí. Pero también percibes a toda esa gente bonita que ha ido apareciendo a lo largo de los años y que se merece lo mejor que puedas dar.

Cuando creces espiritualmente, cuando despiertas del letargo, cuando tu mente cambia, pasamos a sentirnos más guerreras y guerreros. Nos levantamos con ganas de comernos la vida con ansias. Y nos acostamos cada noche con una sonrisa de las que iluminan la mayor oscuridad.

Dilucidamos que si alguien no quiere estar a nuestro lado, no se acaba el mundo. Porque nuestro mundo ha de comenzar con nosotros mismos para poder compartirlo con los demás.

El que de verdad nos quiera, se quedará. Al que no quiera quedarse…sencillamente tenemos que abrirle la puerta para que se vaya y que no genere tráfico. Hay muchas personas preciosas que están deseando descubrirnos, incluirnos en su vida.

Es en ese momento en el que nos damos cuenta de lo afortunados que somos al tener a nuestro círculo más cercano, al saber que hemos crecido y que siguen estando ahí, que ahora sí les podemos gritar que hemos alcanzado a ver lo que ellos siempre vieron en nosotros.

Y nos percatamos de que ellos también son muy afortunados al tenernos en sus vidas. 

Las sonrisas se suceden unas detrás de otras.

Así que chicas y chicos, no os olvidéis nunca de vosotros mismos. Duele mucho cuando pasan los años, se hace recuento y descubres que has estado mucho tiempo pasando de largo sin prestarle atención a esa parte de ti que merece ser mimada al máximo.

Poneos guap@s para vosotr@s, sonreíd por vosotr@s, sed felices. También para los demás, obvio. Pero es primordial que no nos olvidemos, que no nos convirtamos en seres grises. Porque nuestra felicidad es lo único que nos llevaremos un día. 

Cuando el todo se convierta en nada no importará todo lo que hicisteis por los demás si no os quisisteis y valorasteis a vosotros mismos también. No habréis vivido la vida plenamente. Porque venimos al mundo estando solos y nos vamos de la misma manera. Y debemos estar orgullosos de la persona con la que nos tropezamos cada mañana cuando nos despeinamos frente al espejo.

Amaos, es la única forma de poder amar a los demás. Con un amor sano. Sin traumas, sin complejos, sin dependencias. 

Si no pensáis que sois únicos, nadie lo pensará.

Siempre hay un momento para despertar, porque para ciertas cosas…¡Nunca es tarde!

¿Nos cuidamos? ¿Nos amamos? ¿Hacemos planes para nosotros mismos? ¿Valoramos a los que tenemos a nuestro lado?

¡Y sonreíd! ¡No dejéis nunca de hacerlo!

Y devolvedle la sonrisa a todas aquellas personas que se preocupan por vosotros, que están ahí pendientes, que no se marchan... Son esas personas las que merece la pena tener en nuestras vidas.
¡Un abrazo congelado de mañana gris!