7/16/2018

PUTOS VAMPIROS ENERGÉTICOS

¡Queridos Freezers!

Hoy quiero hablaros de las personas que solo se acercan a nosotros para chuparnos la energía. ¿A que en vuestra mente ya han aparecido unas cuantas personas?

Se les conoce como vampiros energéticos y se acercan a las personas de aura limpia para apoderarse de las buenas vibraciones que desprenden.

Estos vampiros son incapaces de vivir su vida sin joder a aquellos que les rodean. No están contentos con lo que están viviendo y son felices desestabilizando a otros porque les hace sentir superiores.

Están llenos de vacíos, de inseguridades y por eso actúan así. Es mucho más fácil no arriesgarse, no luchar por cambiar, que tener que dar pasos de gigantes y tomar decisiones.

Estoy descubriendo que hay demasiada gente a la que le encanta joder a los que están bien y encima para después desaparecer. Porque estos vampiros, una vez que han sacado provecho de ti y te han utilizado, desaparecen.

No sé si es culpa de que me estoy haciendo vieja, de que cada día que pasa tengo un poquito menos de paciencia, de que soy extremadamente sensible, o que últimamente me rodeo de demasiadas personas tóxicas, pero mis baterías se están apagando. ¡Mi cuerpo lo percibe!

Y no es el karma…Porque os juro que tengo los chacras más en orden que nunca, y siempre intento dar lo mejor de mí. Tanta mierda a mi alrededor tiene que ser por otro motivo…

Que el ser humano es egocéntrico y egoísta por naturaleza, lo sé, pero que todos florezcan a mi alrededor como los capullos en primavera…

Debo de tener cara de buena o ser gilipollas directamente.

Sé que como Libra de manual que soy, mi genética tiende a escuchar, a ayudar a las personas en lo que me necesiten sea en los malos momentos o en los buenos, a intentar que descubran el equilibrio en sus vidas y que se sientan mejor con ellos mismos.

¿Pero qué sucede cuando por consecuencia de esa ayuda desestabilizan la mía?

¡Ahora que las montañas rusas emocionales me estaban dando un poquito de tregua!

Hace tiempo que decidí que no iba a permitir más personas tóxicas a mi lado, que todo el que llegase tendría que aportar cosas buenas o se tendría que marchar, y en días como hoy tengo que repetírmelo una y otra vez en plan mantra porque estoy agotada.

En cuanto me descuido, regresan l@s gilipollas. Es como si tuviera un imán. ¿Os ha pasado alguna vez?

No me gusta la gente que utiliza a otras personas aprovechándose de su buen corazón, no me gustan las personas que con su negatividad influyen en el estado de ánimo, no me gustan las personas que con sus actitudes obligan a otras a ser cómplices de cosas que no quieren hacer.

¿Tan difícil es vivir y dejar a los demás que vivan como quieran?

¿Tan difícil es dejar de mirarse el ombligo propio durante un ratito?

¿Tan difícil es no repartir mierda? ¿No meterse en la vida de los demás para joderla?

Debe ser una ardua tarea. Debe ser muy gratificante intentar dar pena, mentir, repartir basura, chuparle la energía a las personas que van tranquilas por su camino sin meterse donde no les llaman.

Estoy harta de las personas que aparecen y desaparecen por el mero hecho de que se sienten solas. 
Estoy harta de las personas falsas que delante de mí actúan de una manera y a mi espalda actúan de otra. Estoy harta de las personas que no van de frente y dicen claramente lo que quieren o lo que no, y que se dedican a marear por aburrimiento o diversión.

Porque la vida es demasiado sencilla y solo el ser humano es capaz de complicársela y de enmarañar el cerebro a aquellos que tienen alrededor.

Hoy es uno de esos días en los que al reflexionar me doy cuenta de que tengo demasiados vampiros energéticos a mi lado y que tengo que ponerle remedio más pronto que tarde. ¡Es mi salud la que está en juego!

Hoy me encantaría marcharme a algún lugar solo con billete de ida, cambiar de aires, conocer gente nueva. ¡Pero de las personas que de verdad aporten, por favor! De las que generen sonrisas, locuras, buenos momentos…Porque hoy más que nunca necesito salir, que me pegue al aire fresco en la cara, que la vida me sorprenda para bien…

Al menos el clima si me ayuda un poquito y hoy por aquí llueve y mi querida lluvia me ayudará a limpiar la mala hostia que traigo...

¡Putos vampiros energéticos! Se me están acabando las pilas…

¡Un abrazo escarcha!

5/30/2018

BIENVENIDA, BEKA UNICORNIO

¡Queridos Freezers!

Hoy quiero hablaros de esas veces en las que cruzamos la línea y salimos de nuestra zona de confort, y hacemos todas esas cosas que un día dijimos que no haríamos, que un día creímos que ya no volveríamos a hacer.

¿Habéis cruzado la línea alguna vez? ¿Os habéis sentido tan bien como yo al hacerlo?

Es tan necesario salir de nuestros lugares reconfortantes…

Gracias a mi retiro espiritual, al silencio de la naturaleza, y a la soledad que tanto necesitaba, con el susurro de las montañas llegué a la conclusión de que iba a pensar mucho menos y a actuar mucho más. Y estoy en ese proceso, aunque me cueste adaptarme.

Llega un momento en el que te sientes hasta egoísta por pensar únicamente en ti, pero sabes que es vital para ser feliz. Porque si algo me ha quedado claro en lo que llevo de vida, es que cada uno va a lo suyo sin pensar en los demás. Y es así realmente como se ha de vivir. Cada día tengo más claro que nacemos solos, morimos solos, y es así como debemos seguir para no perder nuestra identidad, para disfrutar la vida plenamente. Solos, acompañados de gente pero sin olvidarnos en el proceso.

Salir de la zona de confort no solo nos muestra la persona que podemos llegar a ser y que nos estamos perdiendo, sino cómo son realmente las personas que nos rodean y todo lo que nos pueden aportar, la de momentos que podemos llegar a fabricar cuando dejamos de limitarnos y decidimos abrir los ojos.

Es entonces cuando sonríes de verdad, creces, y la tristeza se evapora, vuelves a sentirte una niña con un montón de posibilidades a su alcance, y sabes que no importan las caídas sino las veces que consigues levantarte y la forma en la que lo haces.

Nunca se es demasiado vieja para nada. Nunca se es demasiado mayor para seguir viviendo con ese puntito de locura que rompe prejuicios, nunca es demasiado tarde para cambiar, para soltarte la melena, para hacer todo aquello que siempre quisiste hacer y que te aconsejaban que no hicieras porque las personas normales nunca lo harían.

¿Quién dijo que yo era normal?

Y es en el momento en el que decides centrarte en ti, SOLO en ti, en el instante en el que cruzas la línea, rompes tus propios esquemas, dejas de limitarte y das todo de ti, cuando realmente te sientes viva.

Cuando el miedo desaparece y te dedicas a VIVIR, cada segundo tiene un nuevo matiz.

Y cruzar la línea te ayuda a conocerte más, a descubrir facetas de ti misma que no sabías que tenías, a dar prioridad a quien la merece, a dar importancia a lo que realmente lo tiene. Porque no es que la vida sea súper complicada. Somos nosotros quienes la hacemos complicada.

Vivir sin tratar de dar explicación a cada instante, a cada sentimiento, a cada acción convertida en recuerdo.

Cuando rompes tus barreras y te adentras en mundos desconocidos, cuando dejas de cumplir a rajatabla el papel que te habías autoimpuesto, es cuando presientes realmente la dualidad que llevas en la sangre. Aparece el ángel y el demonio. Unas veces escuchas a uno, otras escuchas a otro. Pero lo que ya no haces es taparte los oídos por miedo a escuchar algo de ti que no quieres.

¿Qué habla el demonio y decides escucharle? Acéptate. Con tus luces y tus sombras. Porque nadie es perfecto. Es lo que hay.

Y solo así te sientes bien. Y sabes lo que quieres. Y tienes todavía más claro lo que no quieres, ni querrás. Y sonríes, te descubres y te sorprendes, y conoces a los que te quieren y te sorprendes todavía más, y ya puedes respirar tranquila porque por fin estás siendo quien querías ser.

Tu lado dulce, tu lado hijo puta, tu luz, tu oscuridad…Y sabes que eres un ser completo lleno de tantas cosas por mostrar…

Y es que la naturaleza y el silencio tienen ese poder para ubicarte y mostrarte tu nuevo camino. Ese que intuías pero que no querías ver.

Vive, deja vivir, pero nunca más vuelvas a sobrevivir. Ríe, llora, grita, sin miedo a sentir, sin miedo a que te juzguen, lo van a hacer de todas las maneras. Sin pánico a que te miren como si estuvieras loca.

Cariño, reconoce que siempre lo estuviste, recuerda a esa niña que nunca fue como los demás esperaban y lo bien que te sentías contigo misma siendo diferente.

Y cuando tienes eso claro, sabes que lo que esté por llegar será bueno. Porque para lo malo siempre hay tiempo y ya te da igual. Has sufrido tanto, has pasado por tanto, has hecho tanto y te han hecho tanto, que por un poco más… ¿Qué más da?

Y no sé vosotros, pero yo ya me cansé de recoger lo que la vida quiera regalarme. Ahora voy a fabricar lo que quiero que me entregue.

Ahora toca recoger estrellas que dejan con la boca abierta en mitad de la madrugada, decir en cada momento lo que quiero expresar sin miedo a lo que otros puedan sentir, ahora toca pronunciar muchas sonrisas, pasos hacia adelante, abrazar matices llenos de color y purpurina.

Ya no quiero medias tintas. ¡Lo quiero todo! Pero de verdad. Porque ya tuve mitades durante mucho tiempo. Ahora es el turno de que el corazón lata acelerado a punto de salirse de mi boca, de que la sangre se desordene, de que los pies corran de alegría y de expectación sin fronteras que les impidan el paso.

Y que se jodan los que no viven como realmente querrían, los que prefieren conformarse para no sufrir, los que eligen el miedo como medio de vida.

Me salí del camino y es así como quiero vivir. Fuera la palabra NO de mi diccionario. Yo puedo con todo lo que me proponga.

Voy a comerme el mundo. Voy a gritar cuando quiera, a sonreír cuando quiera, a despedirme cuando me dé la puta gana, a ser sincera con quien lo merezca y falsa con quien se lo merezca mucho más, a jugar con los que juegan sin sentirme mal, a entregarme por completo con los que me dan todo. Voy a tachar de mi lista de cosas por hacer todo lo que haya escrito sin esperar que el tiempo me lo ponga entre las manos, luchando por ello con uñas y dientes, voy a sacarme el carnet de conducir, voy a hacerme más independiente cada día, voy a volver a viajar sola porque una vez que pruebas la soledad sabes que ese rincón al lado tuyo no se le entregas a cualquiera, voy a girar sobre los charcos y a empaparme con la lluvia, voy a permitir que me toque el sol, voy a patinar y a deslizarme por carreteras inciertas sin miedo a romperme la cabeza, voy a vivir el presente y a suspirar por el futuro, voy a hacer todo lo que me apetezca sin limitarme.

Porque a mi lado tengo guerreros que luchan aunque el temporal se ponga feo, ya es hora de ser una guerrera de la que estén orgullosos, de la que mis ángeles estén orgullosos.

¡Bienvenida, Beka Unicornio!

¡Adiós, chica melancolía!

¿Dejamos salir nuestro lado oscuro? ¿Cruzamos la línea? ¿Avanzamos hacia otra realidad de nuestro yo? ¿Luchamos por lo que realmente queremos? ¿Dejamos de sobrevivir? ¿Nos deshacemos de los prejuicios y de los miedos? ¿Demandamos lo que nos debemos y no lo que otros creen que merecemos?

¿Quién se viene conmigo?

Y que tiemble el infierno, que las puertas del cielo se me cerraron hace tiempo…

¡Un besito a los que me quieren feliz!

Y a los que desean verme caer… Esperad sentados y bien cómodos, criaturitas.

4/27/2018

NECESIDAD DE SOLEDAD

¡Queridos Freezers!

¿Alguna vez habéis tenido una necesidad de soledad tan brutal que os encharca los pulmones y os impide respirar?

¿Cuántas veces habéis dicho: de ganas me iba a una cabaña, sol@, porque estoy cansad@ del mundo?

−Es solo ansiedad por la rutina… −me han dicho.

Pero no. ¡Yo sé muy bien lo que es!

Es una necesidad de romper con todo, de largarme lejos, de perder mi mundo de vista por un tiempo porque hay emociones dentro de mí que llevan mucho tiempo siendo acalladas. Y duele. Duele mucho. Y a cada suspiro hieren mucho más.

Llevo dos años con esta sensación de no estar en el lugar correcto que me corresponde.

Llevo muchos meses cayendo, levantándome, tragando, suspirando para coger aire nuevo, sonriendo sin tener ganas de hacerlo por creerme la fuerte, pero sin liberarme por dentro, sin vaciar todo lo que me ha hecho daño.

Y ni las hostias que doy en mis clases de Kick Boxing me liberan ya. Y era mi terapia. Pero es que es un problema mucho más profundo que el desfogue de adrenalina y la liberación mental.

Necesito desconectar. Respirar. Recoger aire que me libere y no que me oprima más. Necesito vaciar mi alma para poder llenarla de cosas que de verdad merezcan la pena.

Necesito alejar de mí todo lo negativo. Expulsar de mi vida, pero de verdad, a todas esas personas que traicionan, que te demuestran que no eran lo que tú pensabas, que te decepcionan, que juegan contigo, que te marean. Porque ya estoy muy cansada. Cansada de despedidas. Cansada de decir adiós, hola, adiós. De sentirme un trapo al que solo acude la gente cuando necesitan algo y después le dejan tirado en una esquina. Cansada de estar para ayudar a todo el mundo y no ayudarme a mí misma. Cansada de ponerme en la piel de los demás y no ponerme tanto como debería en la mía propia.

Necesito estar sola. Ser más egoísta. Centrarme en mí, y solo en mí. Porque ya he perdido la cuenta de las veces que he suspirado hondo en busca de alivio sin encontrarlo.

Yo que tenía miedo de la soledad y resulta de que ahora me resulta adictiva. Ahora la necesito. Hoy la necesito más que nunca.

Hoy necesito escapar del mundo antes de que me sepulten las emociones que llevo en mi interior.

Porque hay algo dentro de mí que no está bien. Necesito dejar de bailar en montañas rusas. Necesito dejar de sentirme rota, de coleccionar fracasos, de acumular pensamientos que no me llevan a ninguna parte y que solo provocan sonrisas torcidas y dolores de cabeza. Necesito actuar más. 
Necesito romperme del todo, pero no para reconstruirme, sino para hacer de mí una nueva Rebeca. 

Son demasiados los remiendos. Demasiadas las cicatrices. Necesito soledad porque estoy cansada de sangrar. Y creo que me merezco mucho más.

Porque sé que el día que explote el vendaval que llevo en la sangre todo mi mundo se vendrá abajo. Y sí, soy fuerte. Pero no sé si estoy preparada para enfrentarme a ello. Y quiero estar preparada.
Esa necesidad de soledad que me ahoga. Esa necesidad de gritar muy fuerte toda la mierda que me callo. Esa necesidad de liberarme. Esa necesidad de tachar cosas de la lista mental.

Esa necesidad de tener unos días solo para mí. Lejos de aquellos que me importan que cada vez son menos. De estar sola conmigo misma. Aunque lo que me muestre la soledad me duela. Por un poco más de dolor ya no pasa nada. Sé lo que es que el alma me duela y sentir el corazón roto en mil pedazos.

Necesidad de escaparme, no para huir, sino para coger aire. Porque ya no aguanto más. Sé que solo así, al regresar, estaré en el lugar correcto.

Esa necesidad de soledad, hoy, me consume.

¿La habéis sentido alguna vez? ¿Qué habéis hecho?

Cansada. Decepcionada. Triste.

¡Os mando un abrazo congelado!

3/28/2018

UN BRINDIS POR ESAS PERSONAS...

¡Queridos Freezers!
Hoy quiero mostraros una frase que me ha dado a conocer mi amiga Mara, y que llega en el momento perfecto para hacerme reflexionar.
Con unas palabras así era inevitable que mi cabecita loca se fuese por las ramas divagando. ¡Con lo que me gusta a mí comerme la cabeza!
“La gente nunca quiere ser parte del proceso, pero quieren ser parte del resultado. El proceso es donde descubres quién merece ser parte del resultado.”
Todos tenemos épocas de cambio, tiempos de vendavales en los que dejamos de ser quienes somos para ser otras personas, sea cuál sea el motivo por el que decidimos dar carpetazo y empezar otro sendero.
Durante ese proceso de deambular calles desconocidas, emociones vertiginosas y dudas que carcomen, nos vamos a encontrar con dos tipos de personas.
Aquellas que están durante el caminar y se quedan a tu lado por muy duras que sean las tormentas.
Y aquellas a las que no les importa en absoluto lo que te suceda y que prefieren ahuyentarse y volver cuando tú ya has conseguido el resultado de ser quién quieres ser. Y casi siempre, regresan para intentar hacerte daño y no dejar nada bueno a su paso.
Estas letras son un brindis por esas personas bonitas que están en esa parte del proceso en la que tu presente está lleno de cambios, y estás mutando de planes, de vida, e incluso de corazón…
Afortunadamente, durante mis últimos meses, me he encontrado con varias personas que se han quedado a pesar del granizo y de las borrascas de nieve, de las lágrimas y de las sonrisas a medio gas.
Y es, al reflexionar, al leer una frase como ésta, cuando te das cuenta de que esas personas han permanecido a tu lado sin esconderse, que no te han soltado la mano ni por muchos problemas que pudieran tener en sus propias vidas, que siempre han intentado hacerte sonreír hasta en los momentos más grises…
Y que son justamente esas personas las que importan.
Me he puesto a hacer recuento. Y resulta que me sobran los dedos de las dos manos, pero que con los dedos de una sola mano no me llega. Por lo que he de sentirme muy afortunada. Hay otras personas que ni siquiera tienen un hombro amigo, de los de verdad, sobre el que llorar.
Por lo tanto, llego a otra conclusión.
Algo estaré haciendo bien si tengo a varias personas así a mi lado. De las que acompañan en silencio, de las que aguantan la mano cuando falla el equilibrio, de las que te recogen antes de que te caigas porque solo con mirarte lo saben todo, de las que te chinchan para que saques el mal genio, de las que te riñen en el instante adecuado porque saben que puedes con todo lo que venga. De las que te miran a los ojos y te dicen lo que realmente piensan, sin apartar la mirada.
Pero también quiero brindar por esas personas que regresan y te dicen: Me equivoqué. Perdóname. Lo siento por ser tan gilipollas. E intentan hacer las cosas de otra manera. Y te regalan nuevas sonrisas, pequeños instantes que valen para anestesiar la melancolía en los días de cielos negros.
Porque recordad esto: TODOS fallamos, todos nos equivocamos. Todos la cagamos en algún momento de nuestra vida. Y nunca es tarde para pedir disculpas si se sienten de verdad.
Porque creo firmemente que el que vuelve a tu vida es porque quiere.
No hay pistolas en la cabeza que obliguen a alguien a hablar con quien no quiere hablar. Ni a pasar tiempo con quien no quiere estar. Y menos en un mundo tan superficial como el nuestro en el que un día eres todo y al siguiente puedes ser nada. En el que puedes tenerlo absolutamente todo un mes y después quedarte en mitad de la calle con las manos vacías.
Si algo me ha quedado claro durante mi proceso de cambio es que nadie pierde el tiempo con nadie, que nadie regala nada, ni cinco minutos de su tiempo.
Y son por esas personas que están a tu lado, sea de la forma que sea, que te dedican aunque sea media hora de sus vidas, por las que merece la pena ser uno mismo en nuestro máximo esplendor, sin complejos, sin dejar de sonreír, sin ocultar nuestro brillo, sin dejar de cantar, de gritar, de bailar en los lugares más inapropiados.
Son esas personas las que se merecen tu locura, sin cadenas que te limiten, sin comerte el cerebro con: ¿qué pasará? Son esas personas las que se merecen tu dulzura y tu carácter especial. Son esas personas las que se merecen todos los detalles del mundo, por pequeños que te puedan parecer.
Porque es tiempo de dar a cada persona lo que realmente se merece. Querer a cada persona como esas personas te quieren a ti. Retribuir de verdad. Si te dan, das. Si te quitan, quitas. Si no te dan, no des.
Porque ya no es tiempo de darlo todo por quién no te trata como realmente te mereces. Que ya estamos todos muy jodidos para mendigar.
Porque como dice Ambkor. La vida es eso: disfrutar del proceso mientras progresas. Y son los pequeños instantes de sonrisas los que van formando la grandeza de la vida.
Y quién no esté a tu lado en el camino, no merece ni un cachito de tu éxito personal. Quien no quiere formar parte de tu vida, no merece ni un recuerdo. Porque hay que dejar espacio para todos los nuevos instantes que están por llegar.
¿Sonreímos? ¿Brillamos? ¿Peleamos por los que nos quieren en su vida?
¿Fabricamos nuevos instantes?
¡Claro que sí! ¡La vida está para VIVIR y no mirar atrás! Para SENTIR y no pensar en lo que sucederá. Para dejar que las cosas FLUYAN...
¡Un abrazo congelado, Freezers!

3/07/2018

AHORA SOY MÁS MUJER

¡Queridos Freezers!

Mañana es el día de la mujer. ¡Felicidades a todas mis lectoras!

Personalmente soy de las que piensa que deberíamos celebrar el día de la Mujer todos los días, al igual que los hombres deberían celebrar ser Hombres cada día.

Pero dado que es el día de la Mujer…voy a hacer una pequeña reflexión de lo que va a significar para mí el día de mañana.

Es tiempo de mirarnos al espejo, de reconocernos, de sabernos mujeres y estar orgullosas de ello.

Me siento más mujer que el marzo pasado y por eso este día es motivo de celebración para mí.

Ahora sé lo que es ser libre. Llevar la vida que yo quiero llevar y no la que otros desean para mí. Ahora sé lo que es trabajar y ganarme el sueldo, y no sentirme la mantenida de nadie. Ahora sé lo que es llegar a casa y que la soledad me abrace y que no duela porque no necesito que un hombre me diga lo que valgo. No necesito que nadie me diga que me ama para amarme yo.

Ahora sé que soy fuerte, que puedo salir de cualquier pozo por profundo que sea. Que en esta vida lo que no te mata, te hace convertirte en una guerrera. Que el amor si te cambia no es amor. Que el amor tiene cosas muy bonitas y el desamor cuando llega, con sus vendas al suelo, lo estropea todo pero también te muestra lo que de verdad tenías entre las manos.

Ahora sé lo que es decir adiós a las relaciones tóxicas y sobrevivir, a decir adiós a esas personas que decían ser amigos y amigas y sin las que puedo respirar a la perfección. Las decepciones son inevitables en el camino de la vida.

Ahora sé lo que quiero en una relación si está en mi destino volver a encontrar a un compañero de vida. Pero también sé lo que no quiero y los caminos que no volveré a cruzar. Porque no me importará volver a darlo todo, soy como soy y ya no voy a cambiar, ni quiero, sin embargo sé que no me perderé yo misma en ese proceso.

Ahora sé que las lágrimas no se derraman por cualquiera, al igual que las sonrisas de verdad no brillan con la misma intensidad cuando son fingidas. Y no todo el mundo se merece verte sonreír. Así como no todo el mundo se merece tus lágrimas.

Ahora sé que la vida no es un cuento de princesas y que me quedan muchísimas piedras con las que tropezarme, que me harán caer de nuevo, pero también sé que me levantaré mucho más sabia.

Ahora sé que las guerreras solo necesitan un guerrero que quiera combatir a su lado, no necesitan príncipes que las salven del mundo, porque saben defenderse solas.

Ahora sé que puedo conseguir todo aquello que me proponga, que las primeras veces dan mucho vértigo, pero que nadie nace aprendido y puedo dedicarme a lo que quiera porque no soy menos que nadie.

Ahora sé que no soy una mujer diez porque estoy a mucho más nivel, con todos mis defectos y mis imperfecciones, y que no necesito desprestigiar a otros para sentirme mejor conmigo misma, porque pertenezco a otra raza.

Ahora sé la satisfacción que da una sonrisa y una peineta a tiempo, lanzada a esas personas que un día me hicieron sentir inferior y que creían que no valía para trabajar ni para nada.

Ahora sé lo que es ser una mujer trabajadora, luchadora, guerrera y libre.

Ahora sé que tengo un par de alas con las que volar y conocer otros mundos, sin barreras, sin fronteras, solo con mi corazón por bandera, sin miedos. Y así quiero vivir.

Ahora sé que no hay nada seguro en la vida, que no hay que esperar nada de nadie, que simplemente hay que vivir a pleno pulmón y que la mejor sensación es cuando las personas nos sorprenden, cuando la vida nos sorprende.

Ahora sé que los detalles bonitos te hacen sonreír en los días grises del alma, y los malos recuerdos te roncan dentro de las venas haciéndote de acero. Y no hay más que hacer que sacar lecciones de ambas cosas.

Ahora sé que puedo bailar sobre los charcos en los días de lluvia, cantar mientras camino por la calle cualquier canción aunque no sea mi género predilecto, pintarme los labios de rosa aunque nunca fuese mi color, y seguir siendo la heavy/gótica. Puedo ser tan loca como quiera, tan excéntrica como quiera, porque soy yo, y amo mi locura. Y no me da vergüenza ser como soy. Los que quiero lo saben valorar y necesitan de esa chispa eléctrica para seguir sonriendo. Y se siente tan bonito cuando te aceptas y te aceptan tal y como eres.

Ahora sé lo que valgo, lo que siento, lo que tengo, lo que nunca tendré, y estoy orgullosa de ello, y estoy orgullosa de mí.

Tan solo me queda gritar: Feliz día de la mujer, Beka. Si has llegado hasta aquí, si has sobrevivido con una sonrisa y has cambiado tanto en menos de un año es porque…

¡Lo has conseguido!

Y recordad, mis Freezers mujeres, y también mis Freezers hombres…

Nunca es tarde para decir adiós, para dar una hostia sobre la mesa y cerrar la puerta de un portazo, sin mirar atrás aunque nos deshagamos en lágrimas. Nunca es tarde para respetarnos, amarnos y valorarnos como debemos. Solo así encontraremos a alguien que nos ame de verdad. Si no nos queremos nosotr@s nadie lo hará.

Nunca es tarde para empezar una nueva vida y andar el camino que nos merecemos.

No dejemos que nuestro corazón se convierta en piedra porque un día no supimos amarnos ni cuidarnos, porque un día no supieron amarnos ni cuidarnos. No dejemos que nos abrace la oscuridad porque todos tenemos motivos bonitos por los que sonreír y seguir brillando.

Y para despedirme, os dejo el fragmento de una canción que me tiene totalmente enamorada, y que ha sonado en bucle mientras escribía este desvarío, regalándome inspiración:

“Oh darlin', darlin'
What have I done?
Well I've been away from you too long
And all my days have turned to darkness
And I believe my heart has turned to stone…”

*Oh Darlin’, de The White Buffalo, en bucle mientras escribo.

¡Un abrazo gélido!

2/19/2018

¿RESACA O SINDROME PREMENSTRUAL? AMBOS

¡Queridos Dirtys!

Si hay algo bueno en mi vida de soltera es que puedo salir a tomarme una cerveza cuando me da la gana.

Lo que ya no mola tanto es cuando me digo a mí misma:

-Una y me voy para casa.

Siempre que salgo con la idea de volver pronto es cuando más tarde llego. Pero a que ¿os ha pasado a vosotros también?

Y al final me vengo arriba, me lío y una se convierten en 4, y no duermo lo suficiente, y a la resaca se le junta el síndrome premenstrual.

¿Quién dijo que ser mujer era fácil?

Y cuando sonó el despertador unas horas después de haberme acostado lo único que me apetecía era matar a alguien. ¡Con lo dulce que parezco! ¿eh? Y si a la alarma de mi móvil le sumáis el maullido continuo de una gatita pelirroja llamada Freyja, entonces ya…

Acabé tapándome los oídos, cagándome en la puta diosa nórdica del amor, y maldiciendo las gotas de alcohol que recorrían mi cuerpo.

-Voy a dejar de beber…-me susurré a mí misma a ver si me lo creía.

Pero nunca me ha gustado engañarme. No sé mentir. ¿Qué le voy a hacer si la sinceridad me puede?

Y me levanté como pude y ni la ducha me despejó y fue en ese momento cuando me di cuenta de que el día me iba a resultar  muuuuyyyy largoooo. Estaba espesa, demasiado, y cuando entrenando me comí un directo de mi mejor amiga, en toda la nariz, así ¡plas! y ni con la hostia en la cara desperté…ufff…

¡Mala señal, amiguitos!

Y tocó entrenar frontales y rodillas y codos, y tenía la mente tan saturada que no coordinaba nada. Y en silencio fui cagándome de nuevo en todo el repertorio de dioses que me sé, y las cosas me fueron saliendo un poco mejor, pero como soy demasiado realista, tuve que aceptar que no era mi mejor día.

Pero como prometí dar todo lo que pueda hasta en los días de mierda, pues he entrenado y ahora estoy intentando escribir un nuevo desvarío después de diez minutos de bloqueo literario mirando el archivo en blanco. Y así con la tontería ya voy por la palabra número 329.

Y sí, he sudado cerveza entrenando. Como casi todos los lunes. Y sí, tengo resaca. Y sí, las hormonas me están matando. Me duelen las tetas y ¡joder!...Con lo pequeñitas que son, ¿cómo pueden doler tanto?

Y sí, hoy tengo un carácter de mierda que me ha llevado a gritar a mi madre y a mi hermano en un lapso de tiempo bastante pequeñito, pero oye…

Que ser mujer no es tarea fácil. Y estar a falta de sexo no es que mejore mucho las cosas porque tengo toda la adrenalina contenida en mi 1,55 cm de estatura. Y no, no pienso sustituirlo con el dulce o el chocolate. Porque me sobran 5 kilos ya. Y me miro al espejo y me veo gorda y sé que es culpa de no seguir la dieta deportiva, de no beber tanta agua como antes de, y que estoy bebiendo demasiada cerveza, y todo se convierte en una puta rueda que va girando y girando, mutando mi estado de ánimo, y siento si os deprimo con este desvarío, pero es que hoy no es mi día.

Percibís lo de carácter de mierda y día gris ¿no?

Hoy es uno de esos días en los que hubiese sido mejor que me quedase en la cama, sola conmigo misma, llorando y deprimiéndome, pero ¿qué le voy a hacer? Soy cabezota. Y prefiero el Kick, escribir y la buena música para anestesiar mientras vacío todo lo que me marchita.

Por cierto, suenan Machine Head mientras escribo. Si no despierto con los gritos de Robb Flynn es que estoy jodida…

Malditas montañas rusas emocionales…Ahora arriba, ahora abajo, ahora arriba, luego abajo, ahora arriba, pero bueno, eso será munición para otro desvarío cuando la cabeza me coordine lo suficiente para escribirlo.

Ehhh, que Imperium me está haciendo despertar…Creo que lo estoy consiguiendo…

“Hear me now, Words I vow, No fucking regrets. Fuck these chains, No god damn slave, I will be different…”

Y sí, seré diferente. Tengo que centrarme de una puta vez. Pero es que en días como hoy lo único que me apetece es escaparme al mar o a la montaña y dejar que la naturaleza me calme y me ayude a verlo todo mejor, pero…

Luego me acuerdo de que no tengo carnet de conducir y entonces me jodo, me cabreo y me aguanto.

Y sí, tengo que sacarlo para poder escaparme muuuy lejos en los días de mierda.

Y entonces vuelvo a focalizar mi futuro, mis metas, lo que me queda por conseguir., por vivir, por conocer, por experimentar. La gente bonita que tengo a mi lado y la que está por llegar, que digo yo que serán de calidad también porque de basura ya tengo el cupo llenito...

Y sonrío, aunque sea levemente.

Y sí, sigo estando depre, las hormonas siguen fluctuando, me sigo viendo el culo gordo cuando me miro al espejo de casa de mi madre (y si no le rompo es por lo de los años de mala suerte, que bastante tengo yo ya sin romper nada), pero oye…que no hay nada que mi música favorita no consiga.

Gracias, Robb Flynn por ayudarme a resurgir hoy.

A los que leéis y que siempre estáis ahí: os mando un abrazo mitad sucio mitad depresivo, (esto ha sonado muy Emo/Gothic), y voy a seguir lamiéndome las heridas…

Lo que se traduce en irme de compras con mi madre a ver si encuentro ropa que no exagere más mi culo xD

¡Hasta el próximo desvarío!

2/12/2018

ENCUENTRA LO QUE TE HACE FELIZ...

¡Queridos Dirtys!

Si algo estoy aprendiendo últimamente de la vida es a apreciar los pequeños instantes.

A atesorar las conversaciones con personas que tienen mucho que aportar, los paseos con vistas a la naturaleza que revitalizan la sangre contaminada. A aprovechar cada día como si fuera el último, a refugiarme en esas canciones que siempre me levantaron del suelo y cantarlas, en bucle, hasta que los demonios vayan desapareciendo. Con música siempre acabé resurgiendo. Con música siempre se ve todo mucho mejor.

Si algo tengo claro es que voy a estar siempre rodeada de la gente a la que quiero y que me quiere, que ya me cansé de que me quieran a medias, de que me hablen cuando necesitan ayuda. A todas esas personas que aparecen y desaparecen, les digo: Agurrr Yogurt!!! Aire!!! (La frase no es mía, sino de mi amiga Karla, pero me viene genial porque es justo eso lo que voy a hacer. Desecharlos de mi vida. No se merecen ni un huequito pequeñito…)

No es tan difícil darse cuenta de quién de verdad te aprecia y de quién solo te utiliza porque quiere obtener algo de ti. En estos tiempos donde las redes sociales están al orden del día está muy de moda eso de utilizar y después apartar, como si las personas no tuvieran sentimientos. Y no, no voy a hablar del tema de moda en mis redes. Con que me entienda yo me vale.

No olvidéis nunca que son los momentos al lado de los que nos quieren los que realmente importan. Son esos momentos los que nos vamos a llevar. Y no hay excusas, quien quiere estar: está. Sin fallar. Sin abandonarte ni uno solo de tus días.

La solución a todos los problemas, a los días grises y a la apática rutina es que si encuentras aquello que te hace feliz, no debes abandonarlo por ninguna circunstancia. Ni por nada ni por nadie. Incluso si ese alguien eres tú misma arrebujándote bajo las mantas porque no tienes fuerza para enfrentarte al mundo cuando el frío aprieta.

Yo sé lo que me hace feliz. Y vosotros también sabéis lo que os hace felices.

Y hay veces en las que titubeo, o que se me olvida por unos segundines, y es cuando me siento perdida. Varada en una especie de vacío en el que tiemblo pensando cuál será el paso que debo dar. Pero siempre acabo encontrando mi lugar.

Porque siempre aparece ese “algo” que me recuerda de dónde vengo y a dónde quiero llegar, ese “algo” que me inspira y me dicta el sendero hacia los sueños que se hacen realidad y toda la lucha que conllevan. Y no, no he llegado hasta aquí para quedarme en la mitad, para vivir a la mitad.

Porque aunque a momentos me sienta un poco perdida, en el fondo nunca he dejado de ser yo, ni de saber lo que es aquello que me hace inmensamente feliz.

Como dice la canción: “Ha sido un momentito solo de bajada, ¡Que aquí no pasa nada…!”

Una persona a la que aprecio un montón, con un buen tirón de orejas a modo de audio de Whastaap, me dijo que todos tenemos días malos, días grises, pero es en esos días de mierda cuando más tenemos que sacar el coraje, demostrar lo que valemos y tirar para adelante.

Y aquí estoy yo, esa mini guerrera que empecé a ser y que sigo siendo, disfrutando de cada aliento. Aunque llueva, aunque haga sol y escueza, aunque nieve, sigo caminando, aunque algunos pasos sean inciertos siguen siendo pasos hacia delante. Y voy a seguir dejando huella. Porque sé que lo hago en aquellos que me aprecian, que me descubren y que quieren quedarse.

Y sí, pienso seguir sonriendo. Y no pienso perder mi sonrisa por nada del mundo. Porque nada ni nadie merece que deje de brillar. Ni yo misma intentando flagelarme.

Recordadlo siempre: ¡No dejéis nunca de brillar! ¡Cagad purpurina!

Que ya se encargará el karma de devolver a todos los que quieren quebrarnos con su mala fe, lo que realmente les está destinado.

Vivid, sonreíd, encontrad lo que os hace MUY felices y bebéoslo. Traguito a traguito.

Porque la vida hay que vivirla así. Sorbo a sorbo, apurando cada uno de sus matices, saboreando, como los buenos elixires. Deteniendo nuestros sentidos para paladearlo como se debe.

¿Encontramos lo que nos hace felices?

¿Lo disfrutamos?

¿Sonreímos sin parar?

¡Un abrazo muy dirty!

1/10/2018

EXPRIMIENDO CADA SEGUNDO

¡Queridos Dirty-Freezers!

¿Vosotros estáis exprimiendo cada segundo?

Ya habéis apuntado en vuestra agenda los propósitos de este nuevo año?

Esta Dirty Thirty se ha propuesto VIVIR más y soñar menos.

Porque sí, lo de soñar está muy bien, nos mantiene alerta y despiertos, pero lo que no está tan bien es dejar de vivir para soñar sueños y no permitir nuestras realidades.

He empezado el 2018 con muchas ganas y a lo loco. Sin cadenas y sin miedos. Y por ello me he lanzado sin paracaídas, a exprimir la vida segundo a segundo, bocado a bocado. ¡Que ya me tocaba, joder!

Por fin he encontrado mi lugar en el mundo, después de varios meses a la deriva, con altibajos emocionales fluctuando dentro de mí y a mi alrededor. ¡Qué jodido tenía el karma!

Ahora sé que todo lo que llegue será para sumar y no para restar. Que no haré nada que no quiera hacer por complacer a los demás, que ya se terminó la Rebeca dócil.

Por fin me quité todo lo tóxico que me rodeaba y estoy caminando como siempre quise. Pero no de boca, como meses atrás, sino de hechos.

Sonriente, como me gusta y como le encanta a los que me quieren de verdad. Porque nada en la vida merece la pena lo suficiente como para quebrarte la sonrisa.

Observando todo mi alrededor con los ojos de una niña a la que le queda mucho por descubrir y experimentar.

Lanzándome al vacío en busca del sí o el no, sin miedo al fracaso. Sé que puedo con lo que venga porque he superado cosas peores que una negación. Y soy de esas impacientes que lleva muy mal la incertidumbre.

Aprendiendo a hacer malabares con el tiempo para poder compaginar trabajo, Kick Boxing, escritura y salir de fiesta.

Porque ¿sabéis qué? Los bares también abren entre semana y se disfruta mucho más. Mi agobio de Nochevieja os le voy a ahorrar, pero eso sí me lo pasé de puta madre.

Y sabéis que…no pasa nada si no se entrena toda la semana a full hasta el agotamiento mental, ni se lleva una dieta fit a rajatabla, porque las pizzas y las cervezas están muy ricas. Y la celulitis o los kilos de más no marcan que te quieran más o menos, eres tú la que te tienes que querer.

Y yo ahora me quiero y me amo, independientemente de mi físico, porque ahora si soy la mujer que siempre quise ser. Ahora no necesito silenciar complejos ni dudas, ni idioteces como meses y años atrás.

Ahora estoy sintiendo que hay momentos en los que me llena mucho más una cerveza o un café con las personas que quiero que escribir historias de finales felices, porque ahora es mi vida la que vivo y no la que sueño entre letras.

Ya no necesito refugiarme en un papel en los momentos de soledad, porque salgo a vivir la vida que se me estaba escapando a pasos agigantados.

No os penséis que voy a dejar de escribir…Os prometo que el 2018 también será mi año literario, pero ahora digamos que tengo otras prioridades. Seguir trabajando, ganar dinero, irme a vivir de alquiler, sacarme el carnet de conducir, pero sobre todo: Pasar tiempo con las personas a las que quiero.

¿Quién pensó que no me había propuesto metas?

Ahora vivo cambiando de piel a cada día vivido, acoplándome al ambiente y a las personas que me rodean, volviéndome loca sin importarme el qué dirán, bailando una canción de reggaetón en un coche o en una pizzería, sin complejos al dejar salir mi vena más crazy. Desatándome, quitándome ese disfraz de seriedad que durante tanto tiempo me implanté, siendo como una adolescente loca en el cuerpo de una treintañera. Viviendo ahora esa veintena que a instantes no exprimí.

Percibiendo cada nota musical de mis bandas preferidas, mirando al cielo estrellado de vuelta a casa en mitad de la noche mientras me van reconstruyendo y cicatrizando las piezas de mi corazón que puedan agrietarse con el frío o más bien con la ausencia de calor. Sintiéndome afortunada porque estoy en el hogar que siempre quise estar.

Siendo sincera el 100% del tiempo, tanto conmigo misma como con los demás. Porque vivir una irrealidad es una gran putada. La hostia cuando te caes es inmensa, ¡de verdad! ¡Y que no os mientan! Nadie está ahí para cogerte o agarrarte. Hay caminos que tenemos que hacer solos, aunque sean difíciles, aunque nos duelan.

Trabajar, dormir, vivir, entrenar, sonreír, salir, beber, disfrutar de la soledad, sonreír, sentir, ¿he dicho ya sonreír?...

A seguir palpitando nuevos intentos para que cada día sea una nueva oportunidad para hacer algo distinto. Encontrar ese equilibrio entre rutina y novedad para que nunca me vuelva agobiar al sentir que el tiempo se me va sin hacer nada de verdad con mi vida, para que el paso de los minutos en el reloj ni lastimen ni arañen.

¡Os invito a exprimir cada segundo!

¡Veréis como las energías os fallan! Pero se siente tan bien cuando te das cuenta de que por fin estás apurando cada sorbito de tu existencia…

NO tengáis miedo a vivir, a sentir, a expresar vuestros sentimientos, a decir “Me gustas” aunque os digan que no, a desatar vuestro loco interior y bailar en mitad de la calle o bajo la lluvia, que os importen una mierda las miradas de asombro o los comentarios jocosos. Sonreíd! Sonreíd! Con todas vuestras ganas.

Porque permitidme que os recuerde que los momentos de lágrimas siempre están al acecho para llegar en el momento más inoportuno.

Así que…

AIREEEEEE!!

¡Comeos el mundo antes que el mundo os coma a vosotros!

¡Un abrazo escarcha, Dirtys!